La ciudad de Madrid se juega este mes de febrero ser la sede de la agencia europea contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo (AMLA, en inglés), un proyecto que supondría afianzar el liderazgo español en un ámbito normativo que, por su complejidad, supone un verdadero reto para los sujetos obligados.
Entre las fortalezas del proyecto español destacan, por un lado, la capacidad de erigirse como punto de encuentro entre Europa y América Latina y, por otro, el reconocimiento de España, por parte del Grupo de Análisis Financiero Internacional (GAFI), como un país avanzado, entre otras cuestiones, gracias al uso de tecnologías innovadoras y de inteligencia financiera.
Actualmente, nuestro país es referente en innovación para el sector bancario, en gran medida por el esfuerzo que estamos realizando todos los agentes involucrados para mejorar la eficacia y la eficiencia de procesos basados en el cumplimiento normativo y combatir prácticas delictivas que suponen pérdidas constantes de dinero, amén de sanciones financieras, penales y reputacionales.
En este ámbito, la irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) ha supuesto también un punto de inflexión en la tecnología aplicada a la lucha contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo.
No hay duda de que la IA está transformando por completo, por ejemplo, los procesos de onboarding. El procesamiento de lenguaje natural (NLP) nos está permitiendo analizar ingentes cantidades de información legal como registros catastrales, contratos o anexos, incluso independientemente de su formato como puede ser el caso de adverse media, e identificar titularidades para aplicar el obligatorio proceso de screening y establecer un perfil de riesgo específico.
Y cada vez más entidades financieras están utilizando el análisis de patrones de comportamiento a través de Machine Learning (ML) o Deep Learning (DP) para detectar conductas sospechosas de blanqueo o fraude en la monitorización de transacciones financieras.
La incorporación de otras tecnologías como la automatización robótica de procesos (Robotic Process Automation (RPA)) para automatizar tareas repetitivas, facilitan a los analistas la labor de hacer frente de forma consecuente al creciente número de requerimientos normativos.
Sin duda, en parte gracias a la inversión en tecnología AML, España es uno de los de los países con un sistema de prevención de blanqueo de capitales más seguros. Por ejemplo, nuestro software AMLcheck lleva más de diez años innovando en este campo dentro del mercado español, por lo que, además de ser pioneros en este aspecto, y ser más que evidente la sensibilidad doméstica que existe hacia el cumplimiento de los requerimientos normativos, no podemos olvidar otro de nuestros baluartes de nuestro país: España es el segundo país de la Unión Europea en el índice de ciberseguridad global, sólo por detrás de Estonia, poniendo en valor nuestro compromiso en la lucha contra las amenazas cibernéticas.
En pocos días conoceremos si es Madrid la ciudad elegida para albergar la AMLA, frente a la dura competencia que suponen otras ciudades competidoras como Bruselas, Fráncfort, París, Roma, Dublín, Riga, Vilna y Viena. Que España se constituya como sede de la agencia supondría una gran muestra del gran trabajo normativo y tecnológico que se está desarrollando desde nuestro país para combatir el crimen financiero.
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