Aunque es esencial que cuidemos el planeta para las generaciones futuras, ese no es el único motivo para implementar una estrategia de sostenibilidad en nuestra organización. Reducir las emisiones, abrazar la economía circular y prolongar el funcionamiento de los dispositivos eficientes también tiene mucho sentido desde una perspectiva económica y hasta puede contribuir a que la organización atraiga a los mejores trabajadores.
Naturalmente, las personas y el planeta deberían ser nuestra primera prioridad y, sin lugar a dudas, una estrategia de sostenibilidad efectiva puede ayudar a limitar nuestro impacto sobre el cambio climático, reducir el desperdicio, conservar recursos y proteger ecosistemas delicados.
La legislación sobre cuestiones ESG (Environmental, Social and Governance o Medioambiental, Social y Gobierno) y sostenibilidad está comenzando a guiar sectores en todo el mundo, puesto que los gobiernos están adoptando medidas cada vez más astringentes.
La normativa comunitaria[1] ya exige a grandes empresas cotizadas en la Unión Europea publicar informes periódicos sobre los riesgos sociales y medioambientales que afrontan los Estados Miembros y cómo sus actividades impactan a la población y el medio ambiente. La regulación que deberán respetar todas las organizaciones no hará sino tornarse aún más estricta.
Según Deloitte[2], la transición hacia una sociedad con menos carbono y más sostenible está cambiando el panorama económico europeo, creando nuevas oportunidades y alterando los costes operativos. Las implicaciones resultan muy claras, explica esta organización: “descuidar la sostenibilidad expondrá a las empresas al riesgo de perder ingresos y reputación, además de litigios y sanciones reguladoras”.
Parece claro que simplemente ignorar la sostenibilidad no representa una opción a largo plazo para las organizaciones, pero también existen oportunidades y beneficios para aquellos negocios que implementen estrategias de sostenibilidad más pronto que tarde.
Para empezar, existe el potencial de ser más rentables. Las soluciones de escalabilidad como-servicio, como Lenovo TruScale, pueden ayudar a nuestro negocio a simplificar el aprovisionamiento, despliegue y gestión de equipamiento informático fiable mediante un enfoque asequible y flexible ante nuevos niveles de demanda.
Implementar los últimos dispositivos con mayor eficiencia energética ayuda a las empresas a gestionar su consumo y emisiones de CO2, con el potencial de ahorrar en costes operativos, al tiempo que se contribuye a abordar retos como crecimiento de negocio, simplificar la seguridad y mantenimiento general.
También existe la posibilidad de compensar las emisiones al adquirir nuevos equipos informáticos, gracias a soluciones como el Servicio de compensación de CO2. En el caso de Lenovo, este servicio estima las emisiones de carbono relacionadas con el ciclo de vida medio de cada dispositivo, desde su fabricación hasta envío, nivel de uso típico y final de vida, y lo utiliza como baremo para apoyar diversos proyectos de acción climática.
Comprar nuevos dispositivos no significa que los equipos antiguos vayan a acabar en un vertedero automáticamente. Muchas tecnológicas hacemos todo lo posible para asegurar que los dispositivos más antiguos tengan una segunda vida y nuestro Servicio de Recuperación de Activos (Asset Recovery Service o ARS) ha sido diseñado para maximizar la reutilización, reciclaje y/o deshecho ecológico de los productos y componentes reemplazados o al final de su vida útil. Además, gracias a las nuevas línea de PCs Reacondicionados Certificados, los clientes tienen la opción de adquirir equipos informáticos reacondicionados de alta calidad para apoyar la economía circular.
Naturalmente, existen numerosas organizaciones que ahora mismo no tienen la necesidad de renovar su equipamiento tecnológico. Si una empresa ya cuenta con dispositivos eficientes que rinden adecuadamente, su proveedor de tecnología también puede ayudar a mantener los equipos funcionando durante más tiempo y la compañía puede contribuir a base de reducir el desperdicio y conservar recursos.
Existen soluciones de soporte que incluyen la protección contra daños accidentales (Accidental Damage Protection o ADP)[3] , lo que marca una gran diferencia en lo que se refiere a la longevidad de los dispositivos, además de permitir el ahorro de costes. Por ejemplo, con ADP se podría llegar a ahorrar entre un 50% y un 93%[4] en comparación con el coste de las reparaciones o reemplazos de sistemas más comunes. Esta puede llegar a ser la diferencia entre mantener un portátil antiguo durante un par de años más o reemplazarlo inmediatamente.
Aparte de los requisitos sociales y regulatorios, incorporar la sostenibilidad en el adn de la empresa mejorará significativamente la reputación de la compañía, algo que puede ser un factor clave a la hora de atraer y retener al mejor talento.
Según una encuesta de IBM[5], el 71% de los trabajadores y buscadores de empleo dicen que las empresas más sostenibles desde el punto de vista medioambiental resultan más atractivas para trabajar. Más de dos tercios de toda la fuerza laboral potencial* estarían más predispuestos a solicitar y aceptar trabajos en organizaciones con mayor responsabilidad social y medioambiental, y casi la mitad de los encuestados aceptaría un salario más bajo a cambio de trabajar para dichas organizaciones.
Las estrategias de sostenibilidad efectivas no solamente resultan atractivas para posibles empleados, sino que están cobrando cada vez más importancia para la sociedad en general.
Los consumidores también se preocupan por la sostenibilidad, de modo que nuestra estrategia podría llegar a marcar la diferencia a la hora de que los clientes escojan nuestra empresa o prefieran a la competencia.
Deloitte explica [6] que un tercio (34%) de los consumidores aumentaría su confianza en una marca si la empresa fuese reconocida como proveedor ético/sostenible por un tercero independiente. Una proporción similar (32%) asegura que su confianza en una marca se vería mejorada si la empresa mantuviese una cadena de suministro transparente y social y medioambientalmente responsable.
Todos estos factores añaden aún más peso a la importancia de nuestra estrategia de sostenibilidad, ya de por sí crítica, no solo porque resulta lógico limitar nuestro impacto sobre el planeta, sino también porque tiene un sentido perfectamente justificable desde el punto de vista empresarial.
Si deseamos que nuestro negocio prospere a largo plazo, será inevitable que abracemos la sostenibilidad en algún momento. De modo que ¿por qué no empezar a buscar maneras de adelantar a la competencia, como parte de nuestra trayectoria?
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