Antonio Gómez Moliner, director general de Ciena para el sur de Europa, nos explica las pautas que los ISP deberán marcar como respuesta a la creciente demanda del ancho de banda.
Los proveedores de servicios afrontan una nueva era en la demanda de ancho de banda. De acuerdo con la empresa de análisis e investigación Enterprise Strategy Group, se prevé que, en 2010, servicios como el vídeo IP, la mensajería multimedia, el acceso a Internet y la conectividad de datos empresariales elevarán las demandas globales de ancho de banda por encima de los 23.000 petabytes — más de un millón de gigabytes — por mes, con una tasa de crecimiento compuesto anual aproximada del 35 por ciento de 2006 a 2010.
El crecimiento del tráfico y la cambiante combinación de servicios se están orientando más hacia el mercado de consumo. Se ha dado como resultado de la maduración de las ofertas Triple Play, los dispositivos y servicios de datos móviles, y la adopción cada vez mayor de recursos que hacen un uso intensivo del ancho de banda como, por ejemplo, las aplicaciones Web 2.0 y el vídeo online.
Además, existen algunas tendencias en el espacio empresarial (por ejemplo, la mayor movilidad de los empleados y la maduración de la virtualización, la telepresencia y las aplicaciones basadas en cloud computing) que afectan a las redes de los proveedores y al consumo de servicios.
La recuperación y la continuidad de desastres de alta seguridad (factor definido por las empresas como el más importante a la hora de impulsar el gasto en comunicaciones), la planificación de la demanda, el mejor rendimiento y un mayor control de la red en el entorno empresarial también afectan en gran medida a los requerimientos de servicios de la red empresarial. “La seguridad y el rendimiento son prioridades consistentes para el gasto en comunicaciones por parte de las empresas, siendo muy posible que sobrevivan a los recortes motivados por la crisis”, afirma Alberto Bellé, analista de IDC.
Sin embargo, a pesar del crecimiento en la demanda de ancho de banda, las estadísticas de analistas del sector como Yankee Group y Pyramid Research demuestran que el crecimiento de los ingresos provenientes del mercado fijo, inalámbrico y de banda ancha se ha reducido gradualmente desde 2004.
Esta relación inversa entre el uso del ancho de banda y el crecimiento de los ingresos presenta un importante reto para los proveedores de servicios. A medida que el consumo del ancho de banda se hace más económico y accesible, los clientes esperan una reducción permanente del coste por bit y una compresión continuada del precio de la conectividad. Además, los consumidores contribuyen a la mayor demanda del tráfico global pero, por lo general, pagan un precio mucho menor por bit de ancho de banda que las empresas. Como resultado, es cada vez más difícil generar beneficios a pesar de la necesidad cada vez mayor de ancho de banda.
Una razón para este dilema es que un creciente número de usuarios finales, tanto empresariales como de consumo, ven a los proveedores de servicios de red como “proveedores de acceso a aplicaciones” — es decir, como empresas que ofrecen un producto básico. Los usuarios finales están menos dispuestos a pagar por ancho de banda que por aplicaciones innovadoras e interesantes, aplicaciones que, cada vez en mayor medida, se convierten en servicios alojados dependientes de la red (y menos dependientes del hardware). En los mercados empresariales y de consumo hay numerosas tendencias orientadas a aplicaciones que contribuyen a este cambio de percepción.