Vivimos tiempos de cambio en el mercado de la movilidad empresarial. En los últimos años, plataformas que comenzaron su andadura en el mercado de consumo se han hecho un importante hueco en el segmento corporativo, modificando la tendencia de la movilidad corporativa, creando nuevas necesidades de servicios (como la gestión de dispositivos y el MDM) y desplazando a jugadores que, hasta el momento, habían ostentado el liderazgo de este mercado.
Si bien en un primer momento el espectro de soluciones disponibles era limitado, destaca la propuesta de BlackBerry, que pronto acaparó el protagonismo de este mercado, debido a la calidad de sus teclados, su duración de batería, sus capacidades de gestión remota gracias a su servidor BES y su integración segura en la red corporativa. En 2007 se produce un punto de inflexión, con el lanzamiento del primer iPhone. Arrancaba el fenómeno Smartphone.
La irrupción de iOS y Android supuso un soplo de aire fresco a nivel de interfaz e interacción con el usuario, una nueva tendencia en la usabilidad a la que BlackBerry, que para ese momento había empezado a adentrarse en el mercado de consumo popularizándose con una estrategia de coste basada en la conectividad de datos a un precio contenido, no supo reaccionar. Los nuevos terminales con capacidades avanzadas de ejecución de aplicaciones, grandes pantallas táctiles y un ecosistema de apps desarrolladas por terceros, empezaron a consolidar su presencia en el mercado de consumo… y poco a poco en el corporativo. La cúpula directiva de las organizaciones empezó a rendirse a los nuevos terminales iPhone como icono de status (para entonces los dispositivos BlackBerry ya habían colapsado el mercado de consumo, y poseer este terminal ya no era un símbolo diferencial ni distintivo). Más tarde, el iPad empezó a posicionarse como una herramienta de trabajo útil. BlackBerry por su parte siguió aferrándose a la superioridad del teclado físico frente al virtual y, a pesar de tener una solución técnica potente y eficiente en el mundo empresarial, empezó a perder cuota de manera irremediable.
Según las últimas cifras publicadas por IDC, BlackBerry acapara actualmente el 2,9% del mercado mundial de sistemas operativos, muy por detrás de Android, con un 79,3%; iOS, con 13,2% y Windows Phone, con un 3,7%. Estos tres últimos han registrado crecimientos significativos en su cuota a costa de BlackBerry, que ha visto descender la suya en un año en más de un 11%, y de Symbian, que prácticamente ha desaparecido del mercado.
Si bien es cierto que, en las estadísticas globales, el dominio de Android es abrumador, los números en mercado corporativo son ligeramente distintos. La cuota de iOS es bastante mayor, cercana al 50% (incluyendo iPhone e iPad). En cuanto a Android, su cuota es de un 25% aproximadamente, destacando la falta de tablets con este sistema pese a la abundante oferta comercial. La razón estriba en que una gran parte de los tablets Android vendidos son el “Kindle Fire” de Amazon, sin aplicación alguna en el mundo empresarial. En cuanto a BlackBerry, aunque sigue en clara tendencia descendente, mantiene actualmente una cuota del 20% del mercado empresa, apoyándose en su seguridad y facilidad de gestión para los departamentos de TI. Windows Phone, por su parte, no llega al 1% debido a su clara orientación hacia el mercado de consumo. Incluso aunque ahora empieza a cambiar esto, otros productos de Microsoft como sus tablets con Windows RT que tienen la mayor orientación de su segmento al mundo corporativo no logran alcanzar grandes cuotas, por lo que la presencia de la firma de Redmond es casi testimonial.
En este panorama tan cambiante y heterogéneo, a las empresas se les presenta el dilema de hacia dónde dirigir su estrategia de movilidad corporativa, teniendo en cuenta que, a la vista de la inquietud que suscita el incierto futuro de algunos fabricantes, las inversiones que se realicen han de garantizar la continuidad del servicio a medio y largo plazo. Aunque cualquier predicción que podamos hacer no pasará de ser un vaticinio, podemos pensar en un futuro escenario marcado por las siguientes tendencias:
Las opciones son múltiples, y lejos queda ya que volvamos a encontrar un escenario dominado por una sola marca. En esta tesitura, serán los propios interesados los que deberán analizar cuáles son sus necesidades de movilidad actuales, pero también futuras, teniendo además en cuenta que, ante la diversidad de opciones que ofrece el mercado, apostar por una estrategia multiplataforma, con diferentes sistemas móviles conviviendo simultáneamente en los distintos colectivos de la organización, puede ser la clave que garantice el éxito. La realidad dentro de las empresas se impone, por tanto, tremendamente heterogénea, e implicará decisiones no sólo relacionadas con la migración a nuevos sistemas, sino también con la implantación de políticas y soluciones de gestión de dispositivos Mobile Device Management con las que ‘orquestar’ el parque móvil resultante de forma unificada reduciendo así los costes de TI.
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