Dentro de una estrategia ecológica se pueden desarrollar ciertos procedimientos para mantener la eficiencia del centro de datos, concretamente fijando los mecanismos para preservar los recursos y reducir emisiones de cara al futuro. Además se pueden establecer políticas que fijen los niveles máximos de consumo para el centro de datos, de manera que no sobrepasen una cierta cantidad de recursos, y reservarlos para las aplicaciones de alta prioridad que, efectivamente, justifican ese consumo.
Una vez que tenemos ya una política definida, deberemos preguntarnos “¿Podemos depositar unas expectativas de éxito razonables a partir de la aplicación de esta política?” Si la respuesta es que no, tendremos que imaginar una alternativa diferente para reducir los consumos o recortar las emisiones de CO2 y de otro tipo.
La medición y monitorización son tareas esenciales dentro de la iniciativa de mejora medioambiental del centro de datos. Hay que detectar dónde se producen los consumos, las emisiones y el trabajo generado como resultado del uso de estos recursos. ¿Podemos encontrar una alternativa para reducir la capacidad cuando no se está generando trabajo útil? Por ejemplo, cuando tenemos un sistema que se utiliza de forma ocasional para ejecutar una aplicación, una iniciativa de mejora ecológica sería planificar en el tiempo el uso de esta aplicación de forma que el sistema del cual depende se pueda apagar el resto del tiempo.
Cómo ejecutar procesos y sistemas a plena capacidad
Siempre que un sistema tiene una capacidad fija, la estrategia más habitual consiste en ampliarlo únicamente cuando esta capacidad está a punto de agotarse. No obstante, algunas organizaciones amplían la capacidad en previsión de aumentos de la demanda futura. Por ejemplo si se aplicase este razonamiento a la planificación urbana, tendríamos que considerar si tiene sentido crear una carretera de cuatro carriles por sentido pensando que algún día la cantidad de tráfico que deberá soportar compensará el gasto realizado y el sobrecoste social y ambiental que supone.
Actualmente en el mundo de la informática existe un sobreexceso de capacidad realmente notorio. Cuando se aplica la etiqueta “ecológico” o se quiere saber cuál es el impacto medioambiental de un sistema, el primer elemento a analizar es su capacidad. Para operar a plena capacidad debemos rebajar la capacidad del sistema a la cantidad utilizada de forma efectiva en este momento. La capacidad de los recursos disponibles debería coincidir exactamente con la cantidad de recursos disponibles.
Reducir consumo energético, electricidad y refrigeración
Los costes operativos se pueden reducir de muchas maneras. La electricidad es un buen punto de partida. Cuando se reduce la capacidad también se reducen los consumos eléctricos. Por ejemplo, cuando se enciende un ordenador y el disco duro comienza a girar, necesita electricidad para poner en marcha el ventilador que refrigera la CPU y para el motor del sistema de discos. Si la CPU no hace nada productivo, estamos ante un uso ineficiente de recursos. Deberíamos pensar en el valor que tienen los dispositivos de bajo consumo, como ordenadores personales y unidades de disco con diseños más eficientes y que ofrecen el mismo rendimiento en términos de tarea productiva pero con menores consumos eléctricos.
Otra forma de reducir los consumos eléctricos consiste en aplicar un criterio más restrictivo en la aprobación de ampliaciones de hardware. Si la expansión va a permitir aumentar el volumen de negocio en bolsa desde 50.000 dólares a la hora hasta 100.000 dólares por hora en una empresa de contratación bursátil online, estaría justificada la ampliación. Pero por el contrario, si la expansión lo que va a mejorar es la capacidad de los empleados de navegar por Internet fuera de horas, esta ampliación evidentemente no reporta un beneficio consistente a la empresa. Las auténticas necesidades y los beneficios empresariales son los criterios que deben orientar las políticas de ampliación de los sistemas.
El futuro de las soluciones de TI para los Centros de Datos Ecológicos
Podemos elegir entre muchas soluciones para monitorizar las actividades de TI y detectar posibles problemas dentro de centros de datos ecológicamente eficientes, como pueden ser las soluciones de gestión del rendimiento que van registrando las necesidades de carga de las tareas en ejecución. También es importante medir la capacidad y orientar esfuerzos hacia posibles reducciones de la capacidad. Muchas organizaciones disponen ya de programas de monitorización y medida para mejorar su calidad medioambiental.
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