Los ciberataques están aumentando considerablemente a medida que la pandemia continúa a nivel mundial, lo que ha llevado a un coste estimado de más de seis billones de dólares durante 2021 y de 10,5 billones de dólares anuales en 2025. A pesar de los riesgos, las empresas seguirán adoptando los servicios en la nube y ampliando los límites de la red tradicional a los empleados y partners que son esenciales para crear una ventaja digital. A medida que las empresas persiguen sus modelos de negocio digitales, los ciberdelincuentes siguen superando a la industria con sus sofisticados ataques. Las áreas de tecnología deben ayudar a sus empresas a trabajar a pesar de las amenazas actuales y a equilibrar los riesgos mientras se anticipan y se adelantan a lo que viene.
Muchas organizaciones siguen gestionando la seguridad desde funciones aisladas y no comparten los mismos principios y arquitectura necesarios para ayudar a impulsar una mayor visibilidad y control. La eliminación de los silos y el establecimiento de entornos de ciberseguridad convergentes será una de las principales prioridades de los directores de seguridad de la información (CISO) a medida que las organizaciones amplíen su huella digital. Con los despliegues en la nube y edge, el aumento de las huellas tecnológicas operativas así como la fuerza de trabajo distribuida, los CISOs darán prioridad a ver su negocio como lo hacen los agresores: un paisaje de amenazas físicas y digitales convergentes.
La seguridad se convertirá en el trabajo de todos; sin embargo, los CISOs liderarán la carga, desplegando entornos de confianza cero que integren TI, OT y toda la visibilidad y el control digital. Se espera que las empresas y los proveedores cloud fortalezcan sus recursos para diseñar marcos de responsabilidad compartida e implementar soluciones que ofrezcan un cumplimiento continuo, confianza y transparencia. Dado que toda empresa es ahora una empresa de software, la aplicación de modelos DevSecOps y ciclos de vida de desarrollo de software seguro (SSDLC) garantizará la seguridad automatizada en todo el proceso de desarrollo.
Los gobiernos califican cada vez más a los ciberataques y las prácticas de ransomware como amenazas nacionales. Ante el aumento de los ataques a las infraestructuras y otros sectores críticos, los gobiernos están aumentando su participación para ayudar a la industria a combatir las brechas de seguridad. Aunque la implicación de los gobiernos haya crecido y la colaboración con las empresas tenga un potencial positivo, el aumento de la regulación hará que el funcionamiento de las empresas sea cada vez más complejo.
Los gobiernos impondrán nuevas regulaciones a las empresas —entre las que se incluirán el aumento de la divulgación de los ataques y la notificación de las violaciones— exigiendo un mayor intercambio de información e introduciendo nuevos requisitos de certificación, como la Certificación del Modelo de Madurez de Ciberseguridad (CMMC) en Estados Unidos. Dada la complejidad de la evolución de las normativas gubernamentales y de las leyes de ciberseguridad, los gobiernos exigirán a las empresas que incluyan en su Consejo de Administración una mayor experiencia en materia de seguridad, similar a la que tienen en materia de finanzas.
A medida que avanza la transformación digital, se crean muchos más frentes: nuestro conocimiento, nuestras capacidades y la preparación de nuestras compañías deben estar a la altura de las amenazas para que nunca lleguen a resultar un problema crítico.
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