La ventaja de la nube
La principal ventaja de la nube, ya sea pública o privada, es poder seleccionar cómo y dónde se ejecuta una aplicación. Esto se decidirá en función de unos criterios empresariales más que tecnológicos (seguridad, duración, frecuencia, coste, rendimiento y diferenciación) y para mejorar las diferencias competitivas de la empresa.
Cada vez hay más expertos en estrategia de TI que persiguen estos beneficios. Cada vez hay más empresas que reconocen que el software, la infraestructura y plataforma, suministrados como servicios, pueden ofrecer ventajas estratégicas en escalabilidad y rentabilidad, ya que los sistemas pueden escalar de forma dinámica en lugar de ser construidos para situaciones que puedan no surgir. La nube conlleva un riesgo mínimo. El modelo cloud permite a los expertos senior en estrategia de TI dejar a un lado el mantenimiento y el cableado para gestionar la red en condiciones de competencia según los niveles de servicio y los estándares. El paradigma de la nube también significa que puede administrar un departamento como una unidad de negocio, más en línea con los objetivos de la empresa.
En otras palabras, el modelo informático tradicional se ha invertido: tanto la información como el consumo de esa información están distribuidos y dado que los usuarios han distribuido la capacidad de procesamiento y el almacenamiento de la información, básicamente han distribuido el centro de datos.
En una red de este tipo, los terminales contienen una gran capacidad de procesamiento, son remotos, distribuidos y móviles. La información y las aplicaciones están virtualizadas y pueden residir en cualquier lugar en la infraestructura a la que nos referimos como “la nube” (como hemos visto, no hay una única nube, sino múltiples nubes de hardware remoto y servicios gestionados que se ejecutan en ellas).
Tecnología para todos
La nube es también un elemento que permite que empresas de cualquier tamaño puedan acceder a una infraestructura de primer nivel que permite mejorar el crecimiento del negocio en lugar de mermarlo. En empresas más pequeñas, la capacidad de la red sólo puede aumentar mediante gastos significativos de capital lo que significa asumir riesgo. Los servicios de cloud computing permiten añadir (y quitar) capacidad según las necesidades, y pagar en función del uso. La virtualización de servidores, aplicaciones, desktops, almacenamiento y otros componentes de la infraestructura puede ser el primer paso en un viaje que termina con la migración de aplicaciones críticas a un proveedor cloud, que a su vez influye en la cultura interna de la empresa.
Esto pone al CIO en posición de poder ya que debe liderar tanto la migración como el cambio cultural. A medida que las empresas se mueven hacia implementaciones cloud, pueden decidir qué elementos son fundamentales para el negocio y qué elementos pueden ejecutarse como un servicio administrado en función de las necesidades de la empresa. En esta situación el CIO puede, por fin, hacer su trabajo: gestionar el proceso y el flujo de información de toda la empresa. Esa información también debe llegar hasta el director general para que pueda comprender el impacto de las nuevas tecnologías y gestionar la innovación interna impulsada por el cambio tecnológico.
Las ventajas financieras siguen a los beneficios para el negocio: un cambio de gastos de capital elevados y difíciles de justificar a gastos operativos que garantizan la previsibilidad y liquidez, además de reducir los costes de personal ya que la empresa probablemente no necesitará especialistas para cada herramienta o componente como en una red tradicional.
Cómo emprender el viaje
Las redes existentes son demasiado complejas para escalar de manera fiable hasta poder manejar la cantidad de datos y aplicaciones usados en la actualidad. Para que las redes alcancen la fiabilidad y la rentabilidad necesarias para asumir la responsabilidad del centro de datos virtualizado del mañana, tienen que ser sencillas. Si su empresa va a depender de este tipo de redes, o confiar sus datos en un tercero, se debe exigir que las redes funcionen sin cortes de servicio y de manera optimizada para todas las aplicaciones de la empresa. Mientras el futuro implica un cambio radical de lo que conocemos hoy, la adopción de estos modelos debe ser un proceso gradual y evolutivo. Para permitir el ahorro y la continuidad de negocio es necesaria una estrategia de migración que simplifique las operaciones, que proteja los activos de los clientes y establezca nuevos estándares de disponibilidad.
Cualquier empresa quiere que su infraestructura aporte una ventaja competitiva. Para emprender con éxito el camino hacia la creación de un entorno de centro de datos completamente virtualizado en el que la red se convierta en el centro de datos, hay que elegir un fabricante cuyo objetivo sea permitir este nuevo ecosistema, establecer nuevos niveles de fiabilidad, proteger las inversiones y a la vez simplificar la infraestructura. No todos los fabricantes pueden acometer estas tareas, por lo que el CIO tiene que pensarse muy bien en quién confía; un error puede salir muy caro.
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