Adela de Toledo, Country Manager de Pure Storage, centra la gestión moderna de la información en tres pilares básicos: agilidad, escalabilidad e invisibilidad.
¿Cuántos de nosotros hemos crecido escuchando el cuento de los tres cerditos? ¿Y la historia de los tres reyes magos? El poder del tres es reconocido, ya que es el número más pequeño que nos permite recordar un patrón en un conjunto – piense en el reciente “Manos, cara, distancia”.
Pero ¿qué tiene que ver esto con el modo en el que deberían funcionar las empresas modernas? Las organizaciones están sometidas a una presión constante para tomar decisiones más rápidamente, ejecutarlas más deprisa y, lo que es más importante, cambiar de rumbo a gran velocidad, si es necesario. En paralelo, los últimos meses han demostrado la necesidad de pensar priorizando lo digital, para estar preparado para el futuro y ser más resilientes que nunca.
En medio de todas estas presiones, la infraestructura de TI y el almacenamiento de datos han pasado a tener todo el protagonismo. Los responsables de TI se han dado cuenta de que los servicios de datos ágiles, escalables e invisibles son los tres pilares básicos para un funcionamiento empresarial competitivo y, además, garantizan la capacidad de innovar y de automatizar a la velocidad exigida por los clientes y en la infraestructura elegida por la empresa.
Por qué son fundamentales estos tres pilares básicos para cualquier empresa que quiera posicionarse como líder moderno e impulsado por los datos:
1. La adopción de una mentalidad (de datos) ágil
La agilidad, que a menudo se cataloga bajo la etiqueta de la transformación digital, está saliendo de las sombras y convirtiéndose rápidamente en un indicador de que una empresa está a la vanguardia de la innovación. Sin embargo, es importante que las empresas resistan la tentación de echar a correr antes de aprender a caminar. Con demasiada frecuencia, la excelencia ágil es una frase hecha en la sala de juntas, antes de darse cuenta de que no existe la infraestructura adecuada para conseguirla. Según IDC, actualmente, en toda Europa el 90% de los directores generales consideran que la agilidad es fundamental, pero sobreestiman sus propias capacidades. Básicamente, es el hardware de TI, los datos que procesa y el software que gestiona lo que permite que una empresa se mueva rápidamente, sea resiliente ante los nuevos retos y tome unas decisiones más inteligentes. Sin embargo, la influencia persistente del equipo tradicional hace que muchas empresas tengan problemas para satisfacer las exigencias de entrega de las aplicaciones modernas, que son las que podrían impulsar a la empresa.
El hecho de entender el modo en que el almacenamiento de datos puede adaptarse a las aplicaciones modernas, asegurando al mismo tiempo el acceso, el aprovisionamiento y la gestión, es un indicador de agilidad empresarial. Las empresas deberían volver su mirada hacia las plataformas que combinan la velocidad y la elasticidad de la nube con el rendimiento y la fiabilidad del hardware, para impulsar aplicaciones innovadoras y mantener a las personas responsables de tomar las decisiones clave informadas en tiempo real con datos exactos. Así es como las organizaciones pueden incorporar los principios de la agilidad.
2. La escalabilidad como compañera del crecimiento
La capacidad para desarrollar e integrar aplicaciones empresariales con rapidez se va convirtiendo en un campo de batalla comercial clave, por lo que los responsables de la TI no pueden permitirse que los problemas con la escalabilidad o el aprovisionamiento sean un obstáculo para los resultados. De hecho, las empresas actuales impulsadas por los datos deberían centrarse exclusivamente en los resultados de la TI, basándose en la confianza en una infraestructura automatizada y escalable. Además, teniendo en cuenta las previsiones de IDC que muestran que el 80% de los datos mundiales serán no estructurados en 2025, el almacenamiento empresarial debe evolucionar para proporcionar un modelo operativo como el de la nube, que ofrezca a las organizaciones la flexibilidad de almacenar y escalar rápidamente, sin importar dónde se encuentren los datos. La progresión lógica de esto es pagar de manera flexible por las soluciones a medida que se necesitan y asegurarse de que se tienen unos servicios que soportan las necesidades más amplias de la organización. Esto permitirá que los responsables conserven la capacidad de responder a las necesidades cambiantes de la empresa, sean sensibles a las demandas de los clientes y se mantengan un paso por delante de la competencia.
Como buena práctica, los responsables deberían dirigirse hacia las plataformas que pueden unificar diferentes cabinas y optimizar los grupos de almacenamiento bajo demanda. ¿Por qué? Porque permiten que los usuarios consuman rápidamente volúmenes, sistemas de archivos y servicios de datos avanzados, como la replicación, sin esperar al trabajo manual de back-end, llevando a nuevos niveles el rendimiento, la densidad y la disponibilidad de los datos. Este enfoque automatizado proporciona una tranquilidad total a la hora de ofrecer simplicidad en los diferentes entornos de almacenamiento, ya sean locales, híbridos o de priorización de la nube, y permite que los responsables se concentren en los resultados estratégicos más importantes.
3. Un patrimonio informático simplemente invisible
Es posible que nos estemos acercando al año 2022, pero para muchos responsables de TI la operativa sigue anclada en la década de 1990. Aunque el centro de atención tecnológico se está desplazando desde el servicio hasta la entrega de valor, los estudios muestran que más de la mitad (55%) del presupuesto de TI se gasta en mantener las operaciones de la empresa y que solo el 19% se dedica a la creación de nuevas capacidades innovadoras. Al cortar las alas del departamento tecnológico de esta manera, las organizaciones no podrán construir un modelo operativo impulsado por los datos que las mantenga competitivas.
Actualmente, la transformación digital ha llegado a un punto en el que la influencia de la TI debería ser casi imperceptible. El mundo se va haciendo más virtual, por lo que la infraestructura de una organización debería ser automatizada y funcionar a la perfección sin intervenciones. Por otro lado, a medida que la presión para gestionar, almacenar y proteger los datos aumenta, la nube está contribuyendo a que evolucione la definición de lo que es una infraestructura moderna. La TI ya no es una “caja” física situada en un centro de datos y que requiere mantenimiento, supervisión e intervención, sino que ahora puede consumir, gestionar y actualizar la infraestructura en un entorno de priorización del software que no necesita ninguna intervención manual. Los responsables pueden disfrutar de un menú de facto de servicios predefinidos para cumplir sus especificaciones, sin tener que preocuparse de mantener el sistema en funcionamiento. En la práctica, esto hace que la infraestructura pase a ser “invisible”, ya que la atención se dirige a intentar ayudar a la empresa para que se mantenga ágil y vaya por delante de la competencia.
Preparada para el futuro
Si las empresas quieren salir de la pandemia como líderes, y no como actores rezagados, es imprescindible que su patrimonio informático se base en el equivalente al poder del tres para el ámbito del almacenamiento de datos: la agilidad, la escalabilidad y la invisibilidad. Con las plataformas de almacenamiento adecuadas, esto permite que las empresas se muevan a la velocidad que exigen los clientes, con confianza en su TI de autoservicio, y puedan centrarse en proporcionar una información de datos inteligente en la infraestructura de su elección. Esto demuestra que una empresa es moderna y es un claro indicador de que está “preparada para el futuro”.