Cada vez se generan más datos. Muchas compañías entienden que detrás de ellos hay grandes oportunidades de negocio pero dudan a la hora de qué hacer al respecto. Además, notan una presión creciente en sus modelos de negocio tradicionales y ven que algunos mercados que están hoy aquí y mañana desaparecen. Hasta ahora, no se ha prestado demasiada atención a los denominados “datos inteligentes”. Gracias al valor que estos ofrecen a los productos, ha llegado el momento de que las organizaciones den un paso más allá en su transformación y completen su oferta con nuevos modelos de negocio, ofreciendo servicios de valor añadido alrededor de sus productos, es decir, apostando por la servitización de sus negocios.
Según el último estudio Global Data Protection Index de Dell EMC, la gestión de datos por parte de las empresas ha crecido un 569% desde 2016. La cifra no deja indiferente a nadie pero todavía queda un enorme camino que recorrer. La realidad es que el porcentaje de organizaciones que registra sistemáticamente todos los datos disponibles para analizarlos y hacer un buen uso de ellos (datos inteligentes) es todavía muy bajo.
A pesar de que las empresas están seguras de que, en el futuro, los negocios estarán relacionados con los datos, muchas todavía hoy en día no saben cómo usarlos. Algunos directivos tienden a creer que la solución pasa por transformarse en una compañía digital simplemente contratando a un par de ingenieros de software o desarrolladores de aplicaciones. Precisamente, esto tampoco es tan sencillo ya que la escasez de especialistas tecnológicos en España es otro de los obstáculos que se presenta en la transformación digital. La patronal de empresas tecnológicas DigitalES calcula que hay más de 10.000 empleos vacantes en nuestro país por falta de profesionales cualificados. Por ello, cuando una organización se embarca en una iniciativa de digitalización, una buena manera de abordarlo es asociarse con un especialista tecnológico con experiencia.
También hay que tener en cuenta que la tecnología no es lo único importante en esta transformación. Por muy imprescindible que sea el conocer las capacidades disruptivas que conllevan las nuevas tecnologías exponenciales basadas en Big Data, Internet of Things, la nube, Inteligencia Artificial, blockchain y DLT o impresión 3D (producción aditiva), hoy en día esta disrupción va mucho más allá del factor tecnológico: son transformaciones en el propio negocio.
Lo más disruptivo no es la tecnología sino lo que puede pasar cuando asocias el dato en tiempo real al producto para crear una nueva solución. Ya no se trata de vender productos a través de los canales habituales sino de que el usuario experimente una funcionalidad que trascienda al propio producto cuando a través de este obtenemos un dato y lo explotamos en tiempo real para añadirle valor. Todo ello a través de una solución asociada al producto que la empresa proporciona directamente. De pronto, el negocio ha pasado de B2B a B2C y la empresa se ha convertido en una compañía de servicios.
Lo más importante es que la empresa empieza a recoger muchos más datos de los que tenía hasta ahora de sus clientes finales, iniciando un cambio mucho más profundo de lo que se podía esperar. Lo que realmente marcará el futuro de cualquier empresa será la capacidad que tenga para proporcionar a sus clientes servicios gracias a la incorporación de los datos, al uso de las nuevas tecnologías para utilizar esos datos y de su capacidad para convertirlos en servicios ligados a sus productos.
De hecho, al añadir el valor de los datos a sus propios productos, las organizaciones están dando el primer paso hacia la servitización de su negocio, ganando flexibilidad, agilidad y capacidad de adaptarse a la demanda. Ello conlleva la transformación de la propia estructura organizativa de la empresa para poder pasar de poner el foco en la producción a centrarse en los servicios.
¿A quién puede beneficiar más la servitización de su negocio? La verdad es que estamos viendo múltiples ejemplos en sectores radicalmente diferentes, lo que demuestra que se trata de una transformación global que está impactando a cualquier organización, independientemente de su área de actividad. Así, por ejemplo, una empresa que antes vendía equipos de riego, gracias al uso de la tecnología y de los datos, podría pasar a vender un equipo que es en realidad un servicio de riego automatizado e inteligente que usa información sobre la previsión meteorológica o el estado del suelo y que “decide” cuándo iniciar el riego o cuándo posponerlo.
En definitiva, la manera en que se recopilan y gestionan los datos, gracias a Internet de las Cosas y al resto de tecnologías, abre muchas posibilidades para diferentes áreas de negocio. Esta información en tiempo real es extremadamente útil para desarrollar enfoques totalmente nuevos para las compañías. Los datos son la materia prima más valiosa en el siglo XXI y la tecnología debe ser su facilitador. Pero se necesitan a los expertos externos adecuados que puedan convertir los productos en servicios. Las propias empresas deben hacer el resto. Sin duda, el binomio datos-producto va a ser vital para la transformación de muchos sectores y supone una oportunidad única para muchas compañías.
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