Alejandro Ruiz Bueno, director de Desarrollo de Negocio de AMD en España y Portugal, nos habla sobre la infravalorada potencia de proceso de los subsistemas gráficos (GPU) y sobre cómo se le puede sacar el máximo partido en combinación con los procesadores centrales.
Los recientes avances en torno a los sistemas informáticos de alto rendimiento y cloud computing muestran cómo las empresas comienzan a racionalizar el coste y eficiencia de sus entornos de TI ante la creciente demanda de una mayor capacidad de procesamiento.
Como respuesta, la industria de TI se ha centrado en el incremento de las capacidades y funcionalidades de la unidad central de procesamiento (CPU). Al hacerlo, quizá han pasado por alto algunos detalles y se ha infravalorado los beneficios específicos de ciertos avances en la unidad de procesamiento gráfico (GPU).
Las empresas necesitan un mayor poder de cómputo puro para procesar la creciente cantidad de datos que generan las aplicaciones empresariales, cada vez más potentes. Pero la representación visual de estos datos y el uso generalizado de contenido gráfico en muchos tipos de aplicaciones también han aumentado de forma exponencial en los últimos años, ya sea en forma de presentaciones y diseños gráficos, contenido en alta definición (HD) o 3D para visualizar en alta resolución o mediante pantallas múltiples.
Conforme más y más empresas adoptan modelos de comunicación corporativa orientados a la imagen, las compañías deben tener una idea clara del papel que juegan sus inversiones en tecnologías de CPU y GPU. Con la elección del chipset adecuado, las empresas pueden lograr una alta productividad y mejoras en el desarrollo de sus productos.
Por ejemplo, los últimos avances en las GPU han sido diseñados para incrementar la fiabilidad y facilitar la integración, así los usuarios pueden acceder y guardar datos, información y recursos de forma sencilla. Esto es muy importante para las empresas dedicadas principalmente a la creatividad y la imagen, como es el caso de las especializadas en diseño asistido por ordenador (CAD), que pocas veces guardan sus trabajos en local y ahora disponen de sistemas equipados con las tarjetas gráficas más avanzadas para estaciones de trabajo, con un control de driver optimizado, esto es, diseñado para evitar fallos graves que pueden suponer la pérdida de todo el trabajo realizado durante la última hora o incluso de todo un día entero.
Los avances en la GPU también pueden ayudar a aquellos usuarios con requisitos de creatividad muy exigentes, permitiendo que las aplicaciones CAD y de creación de contenidos digitales (DCC) trabajen sin problema en sistemas de computación de gama alta. Por ejemplo, la tecnología GPU más actual y avanzada puede almacenar algoritmos de geometría dentro de las mismas tarjetas gráficas sin necesidad de entregar los datos a la CPU para que calcule los cambios. Esto mejora el rendimiento en el procesamiento de rotaciones comparado con la tecnología actual, sobre modelos a mayor escala. Además, los desarrollos que incorporan elementos de tecnología del tipo “detección automática” permiten a los usuarios abrir aplicaciones 3D, o moverse entre ellas de forma natural, al configurar automáticamente los ajustes del driver de gráficos 3D, optimizándolos para conseguir el mayor rendimiento en situaciones de múltiples flujos de trabajo.