La automatización inteligente, aliada de la sociedad

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La automatización inteligente, aliada de la sociedad

En esta tribuna, Esteban Morillo, director corresponsable del Área de Automatización Inteligente de Servinform, explica cómo la automatización mejora la calidad de vida.

Mucho se ha hablado sobre cómo la tecnología está cambiando al mundo. Aunque en algunos sectores se hable de este avance tecnológico en un tono pesimista en el que se ve a este como un riesgo, no podemos pasar por alto que las innovaciones tecnológicas más que “quitar trabajo”, logran eficientar el quehacer del ser humano al permitir que estos se enfoquen en tareas de valor más que en procesos tediosos y repetitivos.

De hecho, la colaboración robot – humano ha demostrado una tasa de eficiencia para las empresas que asciende hasta un 50% aproximadamente lo que se traduce en reducción de costes de operación para las empresas, así como otros sinfin de beneficios tanto a corto como a largo plazo para las mismas. Pero entonces, ¿cómo se pueden beneficiar los ciudadanos del auge de la digitalización?

La implementación de la automatización inteligente se ha logrado destacar como una herramienta de gran impacto social por lo que ya no es sólo útil sino imprescindible para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Y es que no podemos negar que la burocracia, especialmente de la Administración Pública, se caracteriza por la lentitud que suelen representar los procesos y papeleos que conlleva una solicitud de bonos, por ejemplo.

Por fortuna, hemos visto que tanto Administraciones Públicas como distintas entidades están descubriendo el camino a recorrer para incorporar y aplicar de manera exitosa las grandes posibilidades que proporciona la Automatización Inteligente, aunque aún en distintos grados de madurez. Por mencionar un caso sencillo, tan solo el gobierno de Andalucía ha logrado gestionar más de 2,5 millones de documentos de forma automatizada en dos años, lo que representa más de 1,4 millones de expedientes de 41 proyectos de 11 consejerías.

Pero la automatización inteligente puede ir un paso más allá que sólo la gestión de documentos. Por ejemplo, la reciente crisis energética trajo consigo una mayor demanda de ayudas y bonos sociales y, por lo tanto, un aumento exponencial en la solicitud de ayudas para la electricidad: más de 1,5 millones de familias lo han solicitado. En este contexto, la digitalización ha ayudado a facilitar y agilizar una cantidad enorme de solicitudes en las distintas entidades energéticas por lo que los bonos o ayudas pueden llegar de manera más rápida a los ciudadanos.

Así, gracias a la automatización inteligente de los buzones las solicitudes y mensajes que entran vía email son clasificados de manera automática en los buzones electrónicos en “cliente vulnerable de exclusión social” o “cliente vulnerable social”, lo que permite dar prioridad a los correos y agilizar el proceso a tal grado que el tiempo de solicitud logra reducirse de 5 a 2 días, de media. Esto ha permitido que se paralice el corte de electricidad a poco más de 38.000 clientes vulnerables gracias a la rapidez con la que fue procesada su solicitud.

Además, también es posible filtrar las solicitudes reales del total de solicitudes de clientes electrodependientes – es decir aquellos que necesitan de electricidad ininterrumpida – gracias a la revisión automática de documentos que acrediten la necesidad o bien, los Servicios Sociales pueden solicitar el aplazamiento o fraccionamiento de las deudas para facilitar el pago de los clientes con necesidades económicas y evitar cortes innecesarios.

Así como estos, podría dar otros tantos ejemplos más pero, en conclusión, se puede decir, sin duda, que la automatización inteligente tiene diversas formas de ser implementadas dependiendo de las necesidades de las administraciones públicas, las entidades en cada sector y, por supuesto, los ciudadanos. Sin embargo, para que la automatización representa una oportunidad real de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, es necesario que todos los involucrados tengan una visión estratégica y exista una inversión continua en la tecnología, es decir, los límites están justo donde nuestra voluntad, imaginación y capacidad los quieran poner.

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