La contención del gasto en la práctica totalidad de las partidas presupuestarias de las empresas no es un fenómeno ajeno a la seguridad. Si el concepto de Retorno de Inversión (ROI) se afirmaba hace sólo un año como algo imprescindible en la toma de decisiones empresariales, hoy es una exigencia para la dirección de cualquier organización. Demostrar con cifras los cálculos de probabilidades en las pérdidas o la importancia de los riesgos es posible pero no es suficiente. Junto a la cuantificación de los riesgos es importante presentar unas cifras de gastos asumibles y rentables. En este sentido, la inversión en software juega a favor de los departamentos de seguridad al incrementar la eficacia en la gestión de la misma y, por lo tanto, ayudar a presentar un mejor ROI.

El incremento de la seguridad no se consigue con el mero hecho de incrementar el gasto, sino con una buena planificación realizada en función de las amenazas detectadas. El objetivo no es otro que conseguir una mayor seguridad por menor coste y esfuerzo. Para lograrlo, la inteligencia de sistemas posibilita una gestión de la seguridad más eficaz que facilita la toma de decisiones en tiempo real ante hechos insospechados. Por estos motivos, el desarrollo del software para el sector de la seguridad es la tendencia de futuro.

La inteligencia del sistema implica que el software interpreta los sucesos que conllevan regularidad para identificar hechos anormales o sospechosos, que son instantáneamente comunicados incluso si el software y el hardware están situados fuera del propio sistema de seguridad. Esto es posible al realizar un rastreo inteligente que permite a los investigadores localizar rápida y fácilmente el momento de interés. Las nuevas tecnologías permiten trabajar más rápido, acceder a imágenes y controlar la seguridad desde lugares remotos en tiempo real; además de compartir información y manejarla desde dispositivos portátiles. Todo ello posibilita una reacción instantánea ante cualquier ataque.

La creación de una cultura de seguridad en cualquier organización juega un papel importante puesto que no sólo es preciso ser consciente de los resultados a corto plazo, sino también de que esos resultados se van a mantener e incrementar en el futuro. A ello contribuye que el sistema facilite automáticamente los datos que recoge, seleccione aquellos de relevancia para el director de seguridad y almacene meses enteros de imágenes y datos. Esta información permite al departamento de seguridad adaptar su planificación a los cambios que se suceden en el tiempo y a los directivos de cualquier tipo de empresa les ayudan a tomar decisiones económicamente rentables.

Estos datos no sólo son aprovechables desde un punto de vista de la seguridad, sino que sirven para tomar todo tipo de decisiones empresariales. Un ejemplo de ello es todo lo relativo a las infraestructuras. Las cámaras de seguridad, y las estadísticas que el software ofrece, permiten una medición exacta del tráfico tanto en lo referente a la cantidad de vehículos que pasan por un determinado lugar como de su tipo, horarios, velocidad, etc. y estos datos permitirán estudiar cómo se usan las infraestructuras y decidir qué mejoras son necesarias, precio y pertenencia del peaje, etc.

La inversión en software se presenta como una variable más en el necesario cálculo del ROI. La inteligencia de sistema ayuda a descubrir nuestras vulnerabilidades al alimentar las estadísticas con datos cuantitativos, así como a realizar un buen trabajo preventivo y de seguridad, bases sobre las que se calculará la inversión necesaria en recursos tanto humanos como de hardware y de software. Cuando se habla de presentar datos cuantitativos, una variable a tener muy en cuenta es la llamada “pérdida desconocida” que afecta a comercios, grandes superficies, gasolineras, etc. Los hurtos en este tipo de negocios pueden representar hasta el 1% de las ganancias de un año, la inversión en software equivale a esta misma cantidad por lo que la amortización es extraordinariamente rápida.

Por último, y ante los recortes que amenazan en estos momentos a todas las empresas, no hay que olvidar que en tiempos de crisis el riesgo de sufrir ataques de cualquier tipo se incrementa y existe una relación directa entre crispación social y económica y la necesidad de proteger los activos de una empresa; por otra parte, la disminución de la capacidad de recuperación es una consecuencia de la disminución de los recursos y los beneficios: si no se es lo bastante fuerte para asumir pérdidas, no se puede correr el riesgo de que éstas se produzcan.

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