Como cada año, una nueva tendencia inunda el sector tecnológico. Si 2022 fue el año del metaverso y los microchips, este año, sin duda alguna, está siendo el año de la Inteligencia Artificial (IA). Desde la presentación de ChatGPT, tanto principales referentes tecnológicos como nuevas empresas se han esforzado por incorporar esta nueva tecnología en sus productos y servicios. Pero no todo el mundo está cómodo con la rapidez con la que se ha adoptado la IA y los riesgos y limitaciones de esta tecnología revolucionaria. De ahí que en muchos consejos de dirección surja la pregunta: ¿qué hacemos con la innovación?
Ante esta pregunta, suelen surgir dos respuestas. La primera, bloquear o pausar la innovación, perdiendo una posible oportunidad de ser pioneros en la implementación de esta tecnología y esperando a que haya una mayor adopción y comodidad en el mercado. La segunda respuesta, es abrirnos a la innovación y buscar una forma de utilizarla que tenga sentido para nuestra empresa y maximice nuestra ventaja competitiva.
La adopción de la innovación siempre supone un riesgo en una gran cantidad de ámbitos, desde la estructura empresarial hasta en el ámbito monetario. En el caso de la IA, es particularmente importante el ciberriesgo que representa su implementación. Especialmente cuando nos encontramos en un contexto en el que los ciberataques a empresas y particulares no han hecho más que aumentar durante los últimos años. En 2022, el 94% de las empresas españolas reconoció haber sufrido algún incidente en materia de ciberseguridad, y España se posicionó como el tercer país a nivel mundial en materia de ciberataques, según un reciente estudio de Deloitte. Ahora con la puesta en marcha de la IA, la barrera de entrada de los cibercriminales es mucho más baja, y no se necesita ser un experto ni contar con muchos recursos para formular ataques bien elaborados. Esto supone que las empresas tengan que hacer una mayor inversión en ciberseguridad y en la concienciación de sus empleados.
La preocupación se extiende a la confidencialidad de datos con los que se alimentan sus algoritmos. El auge de la utilización de la IA ha llevado a un gran número de empresas a ofrecer herramientas de IA a través apis habilitadas con lenguajes generativos. Esto puede suponer un alto riesgo tanto para empresas como para los empleados, que habitualmente desconocen la política de seguridad y de protección de datos de este tipo de herramientas y pueden compartir datos sensibles, tanto personales como corporativos, que terminan haciéndose públicos.
La innovación es constante y está claro que la IA ha llegado para quedarse. Bloquearla es dar un paso hacia atrás en el desarrollo humano, que siempre ha ido avanzando alrededor de las innovaciones tecnológicas. Lo imprescindible para poder abrazar la IA de la mejor manera es disponer, en primera instancia, de un marco legislativo que proteja a compañías y particulares de los posibles riesgos que implica su utilización, pero sobre todo para que establezca ciertas normas para que los creadores de IA no lancen cualquier producto al mercado, sino productos éticos, transparentes y seguros. También resulta esencial desarrollar un marco de apoyo interno que nos sirva a las empresas de guía para evaluar si la IA y herramientas basadas en ella son positivas para la empresa y están alineadas con nuestro apetito de riesgos y nuestros compromisos hacia terceros.
Finalmente, es sumamente importante que las empresas profundicemos en el conocimiento de IA para entender mejor los riesgos y limitaciones. Una forma de hacer esto es facilitar la formación continua y la experimentación con estas nuevas tecnologías. Otra forma, es crear puntos de encuentro entre compañías donde poder intercambiar información y compartir mejores prácticas para mejorar la toma de decisiones en la adopción la IA. Al final del día, las empresas tenemos una responsabilidad para con nuestro entorno, que no puede esperar ni por marcos legislativos ni a que los creadores de IA asuman responsabilidad. Por lo tanto, si decidimos abrirnos a la innovación, que sea asumiendo la responsabilidad que nos toca, y siendo bien selectivos en lo que decidimos implementar. Ésta será sin dudas la clave para que todos salgamos ganando con IA.
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