Alejandro Solana, director técnico de Nutanix Iberia, explica en esta tribuna qué la IA generativa no es solo un proyecto de TI, es una cuestión empresarial.
La IA generativa supondrá un gran cambio empresarial desde un punto de vista tecnológico. Esto es ya un hecho. Y para los CXOs, todos los grandes cambios plantean retos, pero también oportunidades. Por ese motivo, si las organizaciones quieren aprovechar las ventajas de la inteligencia artificial (IA), necesitarán una infraestructura tecnológica adecuada, una nueva mentalidad, mejorar su gestión -especialmente de los datos- y una nueva relación con la tecnología.
Según el estudio elaborado por Vanson Bourne, el 90% de las organizaciones ha hecho de la IA una prioridad y los analistas de Gartner afirman que el 51% de los CEO espera que sea el CIO quien lidere su estrategia de IA. Creen que deben ser ellos quienes analicen e implanten la IA allí donde realmente suponga una diferencia o donde pueda cambiar por completo el modo de hacer las cosas, sabiendo que aportará principalmente dos grandes ventajas: acelerar la automatización de las tareas manuales y repetitivas, que normalmente no aportan valor, y crear nuevos modelos de negocio. Y es que no podemos olvidar que esta tecnología es capaz de diagnosticar enfermedades, predecir marejadas que podrían hundir barcos o comunicarse a nivel humano.
La IA necesita infraestructura
Las nuevas oportunidades que ofrece la inteligencia artificial sólo se materializarán en aquellas organizaciones que dispongan de la infraestructura tecnológica necesaria para implantarla. De hecho, el estudio de Vanson Bourne reveló que muchas organizaciones aún no han decidido qué entorno tecnológico es el más adecuado para ejecutar los procesos y cargas de trabajo de la IA. Y parte de ese problema radica en que todavía no han decidido qué aplicaciones son las más adecuadas para su negocio. Algo que es comprensible, ya que el ritmo de desarrollo es tan rápido que incluso ya se está hablando de GPT5.
Al mismo tiempo, las organizaciones necesitarán un entorno de datos más interconectado, por lo que más de la mitad de los CXOs afirman que necesitan mejorar su capacidad para mover datos entre entornos de multinube, centros de datos y el edge.
Por todo ello, la inversión y modernización de la infraestructura tecnológica se va a convertir en una prioridad a largo plazo. Así lo confirmaademás el estudio de Vanson Bourne, que reveló que el 85% de las organizaciones tiene previsto modernizar su infraestructura TI en los próximos tres años para apoyar iniciativas de IA; y que el 84% aumentará sus equipos de ingeniería de datos con la incorporación de nuevos ingenieros especializados en inteligencia artificial.
Gobernanza y seguridad de los datos
Los CXOs que tienen que liderar la implantación de la IA en sus organizaciones, también están preocupados por sus implicaciones en seguridad, gestión y calidad de los datos. Más de la mitad (51%) afirma que la protección de los datos y las tecnologías de recuperación ante desastres serán factores claves en sus planes de gestión de la IA. Y un 25% de ellos afirma estar preocupado por las posibles anomalías de los datos, que podrían afectar a los clientes y, por tanto, al valor de la marca.
Teniendo en cuenta todos estos retos, no es de extrañar que los CXOs vayan a optar por modelos LLM pre-construidos, facilitados por proveedores de confianza y que permitan aumentar la velocidad de comercialización de las soluciones de IA.
Cambio de mentalidad
“La tecnología es la parte fácil” o eso dicen los CXOs, el verdadero reto es el cambio de mentalidad. Las amplias capacidades conversacionales de la IA generativa la convierten en una herramienta fácil de utilizar por los usuarios finales, pero también en un mayor riesgo para la seguridad, ya que los empleados pueden cargar sin problemas propiedad intelectual o datos confidenciales de clientes.
Esta misma capacidad conversacional abrirá una nueva relación del usuario con la tecnología. De hecho, los analistas de Gartner aconsejan a los CXOs que consideren la IA no como una tecnología que hay que implantar en el sentido tradicional, sino como un compañero de trabajo al que, como a cualquier otro, hay que entrenar en la cultura del equipo y la organización.
En definitiva, la inteligencia artificial supondrá un cambio radical en las empresas y, por lo tanto, un cambio en el liderazgo tecnológico. Las organizaciones necesitarán disponer de la infraestructura, la capacidad de gestión y la mentalidad adecuadas. Y estos tres elementos exigen aceptar que la IA es una cuestión empresarial, de todos los CXO, y no algo que deba resolver únicamente el departamento de TI.