De todos es sabido que la industria de los ordenadores personales, tanto sobremesa como portátiles, es de las que menos márgenes proporcionan a los negocios. No obstante, al experimentarse una alta demanda de equipos con el paso de los años, los fabricantes y ensambladores lo han mantenido por razones obvias.
Tanto en la empresa como en el hogar, el PC ha sido durante todo este tiempo un elemento de vital importancia y está claro que lo seguirá siendo. Ciertamente no desaparecerá del mercado, pero ya no volverá a ser lo que era. No volverá a ofrecer el alto grado de innovación –frenética en la mayoría de ocasiones- del que ha disfrutado durante años.
IBM parecía haberlo entendido hace años cuando se desprendió de su división de ordenadores personales para que el fabricante chino Lenovo tomara las riendas de este negocio. Pocos años después, la propia Acer, afirmaba en palabras de su CEO que “los fabricantes americanos de PC terminarán desapareciendo”, en clara referencia a HP, Dell y Apple. Los asiáticos, favorecidos por una cadena de suministro mucho más eficaz en todos los aspectos, dominan ya la fabricación de ordenadores.
La propia IBM asegura que “la era del PC ha llegado a su fin”. Hace unos días, HP anunciaba que había puesto sobre la mesa una más que posible venta de su unidad de PC para centrarse en otros menesteres más lucrativos.
De confirmarse tal decisión, quedará claro que el ordenador personal pasará a un segundo plano en términos evolutivos. El control a nivel de innovación ha pasado a manos de dispositivos móviles como el tablet PC y el smartphone.
Y mientras tanto, HP se volcará en las áreas que más beneficios están dando a los grandes fabricantes de tecnología y también de mayor proyección: El software y los servicios, con el cloud computing a la cabeza. No cabe duda de que Dell, que también ha admitido su creciente apuesta por este tipo de negocio, será la siguiente en dar un giro de 180 grados en su estrategia comercial. Bajo el punto de vista del que escribe, es tan sólo cuestión de tiempo.
El único gigante americano al que le cuadran las cuentas es Apple, que a pesar de todo es el único capaz de mejorar resultados en el negocio de ordenadores gracias a su tirón mediático de los últimos años.
En cualquier caso, la decisión de Leo Apotheker, CEO de Hewlett-Packard, pasa por ser la más acertada para sus cuentas. Tal vez era el mejor momento de tirar la toalla en el negocio del PC para dirigirse hacia un segmento en plena ebullición que, al fin y al cabo, también es su especialidad desde hace tiempo.
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