Todo el mundo pensaba que el business Intelligence (BI) iba a arrasar en el mundo de los negocios. Mucha gente creía que sus empresas se transformarían estratégicamente, lo que les permitiría poder tomar mejores decisiones e incrementar su rentabilidad. Sin embargo, he de decirles que, por desgracia, esto no ha ocurrido así.
El BI se ha desarrollado y utilizado durante los últimos 20 años, pero la realidad es que muy pocos profesionales dentro de las empresas han podido extraer auténtico partido de esta tecnología. En estas dos décadas el principal obstáculo al que se ha tenido que enfrentar nuestra industria ha sido su bajo nivel de adopción dentro de las propias organizaciones, que se han visto incapaces de democratizar su uso. De hecho, Gartner ha reconocido que, durante este tiempo, menos de un 30% de sus usuarios potenciales las están usando de facto.
Considero que las soluciones tradicionales de BI no están cosechando el éxito que deberían porque, en primer lugar, requieren de arduos procesos de despliegue. Dada la proliferación de sistemas de CRM, así como de programas de negocio que se emplean en todos y cada uno de los departamentos, resulta evidente la complejidad inherente a la consolidación de tal cantidad de datos y fuentes relacionadas. Dentro de las propias compañías emergen inmensos silos de información debido al gran volumen de activos de datos con los que trabajan los distintos departamentos. Esto ha generado un salto en muchas empresas desde la visión de 360 grados que proporcionan las herramientas de BI hasta el caos que produce la dependencia de Excel.
Y, ¿por qué Excel? El BI tradicional es estático y los usuarios finales se ven obligados a debatirse entre los informes de visión estática y el deseo de desarrollar sus propios análisis. Incluso las nuevas herramientas de visualización de datos que están apareciendo adolecen en ocasiones de los mismos problemas. Las soluciones clásicas de inteligencia de negocio se han considerado habitualmente complejas desde la perspectiva del despliegue y la integración –los trabajadores habitualmente no quieren involucrar a los departamentos de TI en sus labores de BI-. Para evitarse posibles molestias, los usuarios suelen recurrir a Excel, herramienta que, al menos en parte, suelen tener bajo control. Hoja de cálculo tras hoja de cálculo, basculando de un departamento a otro sin ninguna política de control que la cohesione, termina degenerando en un agujero negro repleto de información inexacta. Sin embargo, por fortuna, estamos observando una nueva aproximación al BI, cada día más extendida, en la que el auto-servicio, el consumo masivo de datos y la facilidad de acceso empiezan a cobrar protagonismo.
Para transformar estratégicamente su compañía en plena era del Big Data, necesita convertirla en una organización basada en la analítica y en lo que dicten los datos que maneja, y depositar inteligencia en las manos de todos sus empleados. Los beneficios que puede obtener una compañía si analiza correctamente sus datos son los siguientes: reducción de costes, habilidad para hallar y sacar partido de nuevas vías de ingresos, alcanzar un mayor retorno de la inversión, incrementar la productividad de sus empleados, comprender mejor las necesidades de sus clientes… Pero sólo puede alcanzar este modelo de negocio si todo el mundo sabe usar los datos –recordemos una vez más que entre el 70% y el 80% de los usuarios no emplean hoy día esta tecnología-.
Éstas son las áreas a considerar:
La monetización de los datos le puede ayudar a generar nuevas fuentes de ingresos si consigue mejorar el acceso a los mismos. Por ejemplo, aquel banco que consiga desarrollar perfiles ajustados de sus clientes podrá identificar mejores oportunidades de “up-selling” y “cross-selling”, y, por ende, identificar proactivamente las necesidades de sus clientes y mejorar su lealtad.
Para transformar su negocio de manera estratégica, ha de valorar la importancia de tener en cuenta los datos en tiempo real y proporcionar información, sea el dispositivo que sea, a todos los usuarios relevantes y de confianza. También resulta fundamental sumar contexto para enriquecer el valor de la información y deshacerse de los silos operacionales para asegurarse de que todos los datos son fiables y de confianza.
Se han de crear procesos más eficientes. Aproveche los datos disponibles en sus CRMs, ERPs y programas de marketing para evitar los estragos que generalmente provoca un Excel. Esto le permitirá amarrar sus Big Data y gestionarlos, correlacionarlos y estandarizarlos de manera integrada para tomar mejores decisiones en base a datos más precisos. Ponga esta información en manos de sus trabajadores, y no sólo de las cúpulas directivas y de los empleados más cualificados. Las plataformas modernas de BI le permiten proporcionar a todos los usuarios los datos que necesitan, independientemente del departamento en el que se encuentren.
Adapte su negocio al consumo de datos de los nativos digitales. Existe una gran diferencia en la forma en que consumimos información hoy día y hace 20 años. Por ejemplo, recibimos continuamente actualizaciones sobre noticias (`feeds´), así como modificaciones en los estatus de nuestros contactos en las redes sociales. Replique toda esta información con tecnologías analíticas y proporcione a sus empleados apps fáciles de usar, con instantáneas que contengan información altamente relevante.
En resumen, la realidad es que los datos se pueden convertir en un campo de minas para las empresas, que han de enfrentarse a una revolución constante marcada por fenómenos como el Big Data o la movilidad de sus empleados. Creo que si situamos los datos en las manos de aquellos que los necesitan –proporcionándoles inteligencia -, las organizaciones podrán llegar a ser más eficientes en materia de costes, así como más rentables y competitivas. La clave radica en transformar estratégicamente los negocios para proporcionar inteligencia a todo el mundo.
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