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Encontrar y resolver de forma automática problemas de rendimiento TI

Nadie parece percatarse del problema, pero está ahí. La complejidad de los entornos TI no deja de crecer y su peso en la cuenta de los costes de explotación también sigue aumentando. Ni la evolución de las herramientas de observabilidad, ni la expansión del modelo cloud en sus distintos sabores, han venido a mejorar la situación, sino todo lo contrario.

Las herramientas de observabilidad, a pesar de presumir de evolución, siguen operando de forma estanca y siendo incapaces de resolver el desafío que afrontan las empresas en materia de rendimiento TI. A saber: tener una visión completa del rendimiento global de la función TI, del funcionamiento de las aplicaciones y su consumo de infraestructura, y de su impacto en el negocio; conocer qué es lo que sucede y cuánto cuesta realmente, y contar con un plan de capacidad y rendimiento verdaderamente integral.

La paradoja es que, a pesar de que las grandes empresas disponen no solo de una, sino de varias herramientas de observabilidad, su capacidad para la detección proactiva y la resolución de problemas en entornos complejos sigue estando limitada y lo está, además, por la propia estructura de las organizaciones TI que, en la mayoría de las empresas continúa escindida en dos grandes funciones: por una parte, desarrollo, y, por otra, infraestructura y operación.

El problema es que, bajo este esquema, por muchas siglas AIOps que exhiban, las herramientas de observabilidad proporcionan visiones parciales y reducidas a diferentes entornos, y su capacidad para actuar, no reactiva sino proactivamente, es también limitada. A esta situación se suma, además, un problema añadido y es que, una vez tomada la decisión de actuar, lo común es que la empresa esté obligada a hacerlo a través de un proveedor tercero (bondades del outsourcing), lo que elevará la partida destinada a mantenimiento, ya sea en tiempo o en euros.

En lo que se refiere a la nube, y digan lo que digan los hiperescalares, la migración de sistemas y aplicaciones al cloud no solo no ha mejorado la situación, sino que la ha complicado y encarecido aún más. La prueba está en los no pocos proyectos millonarios que en la práctica no han conseguido resultados claros y los que, si bien pueden presumir en términos de capacidad transferida, esconden la cabeza cuando se pregunta sobre el valor aportado al negocio. De hecho, no son pocas las empresas que han ralentizado esta transición y que incluso están replanteándose el papel que debe jugar la nube en sus estrategias.

Así las cosas, la situación no es muy distinta a la que se vivía cuando creamos Orizon y volvemos a presenciar cómo las áreas de TI recurren a la concentración de proveedores para solventar la situación y mantener la mirada ante el CEO y los Consejos de Administración. Los gestores del negocio no quieren lucecitas ni brillos de colores, sino resultados, y a la vista del creciente coste que supone TI, entienden que la tecnología no solo debe funcionar, sino hacerlo muy bien y al menor coste posible.

Por estos motivos, el mercado en el que nos movemos, que genera a nivel mundial alrededor de 10.000 millones de dólares, seguirá creciendo y lo hará a un ritmo del 20% durante el próximo bienio. Y por estos motivos también el trabajo que desarrollamos tiene más sentido que nunca, hasta tal punto que en algunas de las empresas a las que prestamos el servicio de Oficina Técnica del Rendimiento (OTR) ha emergido una nueva función a la que hemos venido a denominar Chief Performance Officer (CPO) y que, desde nuestro punto de vista -el del rendimiento- está llamada a jugar un papel tan destacado como el que juegan los Chief Information Security Officer (CISO), una figura creada hace tres décadas.

El CPO no solo actúa de puente entre las dos grandes áreas TI mencionadas antes, tiene la función de velar por el rendimiento tecnológico que, como bien saben los CIOs y también los CEOs, impacta directamente en la cuenta de explotación de las empresas. Pongamos ejemplos: cuando el proceso batch nocturno en una entidad financiera se extiende más de lo previsto, el coste en términos de capacidad de proceso puede ser millonario; pero también la indisponibilidad o el incremento de los tiempos de respuesta en el acceso al uso de ciertas operativas para los clientes, sean internos o externos, puede ser igual o incluso más oneroso, y -aunque en menor grado- es igualmente costoso mantener en la infraestructura sistemas o aplicaciones que nadie usa y que incluso nadie sabe cuándo, quién, por qué y para qué se crearon.

Reducir un 40% costes infraestructura y un 25% tiempos de respuesta

La experiencia con los clientes avala estas afirmaciones y, de hecho, sumamos referencias de clientes que han reducido, en promedio, hasta un 40% los costes totales de las infraestructuras y hasta un 25% los tiempos de respuesta de los sistemas. Y lo que es igualmente importante, son organizaciones en las que ha empezado a calar la cultura del rendimiento, una cultura que no se basa en promesas sino en resultados y que, en los clientes más avanzados, no solo se ha instalado en el entorno productivo, sino que también está tomando posiciones en entornos no productivos, lo que hace posible detectar ineficiencias antes de cualquier posible afectación.

Bajo el mantra de la optimización y la mejora continua del rendimiento, somos una empresa que prestamos un servicio vital a empresas grandes y lo hacemos bajo la visión de un círculo virtuoso y bajo el modelo de Performance Operation Center (PoC), con un equipo de profesionales cuyo conocimiento experto se pone a prueba a diario, y con nuestra plataforma BOA 2. En su nueva versión, BOA ha ganado inteligencia para encontrar y resolver de forma automática problemas de rendimiento, incrementar la escalabilidad para que nuestros clientes proporcionen a sus clientes servicios de alta calidad y, al mismo, reducir costes.

Y, además, lo demostramos. BOA proporciona más de 150 indicadores clave de rendimiento (KPI) alineados con las prioridades y requerimientos de cada empresa, una información cuyo formato de presentación varía en función de los perfiles profesionales que extraen valor de ella, desde producción, arquitectos y desarrolladores de software, hasta directivos y nivel ejecutivo, cuyo objetivo, que es también el nuestro, debe ser común: que la tecnología sea verdaderamente eficiente y que contribuya a lograr los objetivos de negocio al menor coste.

Firma invitada

Nombres destacados del sector TIC opinan sobre las principales tendencias de la industria.

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