Carolina Moreno, directora general de Liferay España y Portugal, evalúa los datos de la última Encuesta de uso de las TIC y el Comercio Electrónico en las Empresas, en la que se pone de manifiesto que tres de cada cuatro organizaciones españolas utilizan software libre.
El Instituto Nacional de Estadística realiza anualmente la Encuesta de uso de las TIC y el Comercio Electrónico en las empresas (ETICCE), enmarcada dentro del Plan General de Estadísticas de la Comisión Europea (Eurostat). Desde 2007, la ETICCE recaba información sobre el uso de software de código abierto en las empresas.
Según el último informe del INE, 3 de cada 4 empresas españolas utilizan software libre. Atendiendo a los sectores de actividad, el más activo es el de las empresas de tecnología, con un índice de utilización del 91%. El segundo sector con más presencia de soluciones libres es el Sector Servicios (76,6%), seguido de cerca por el Sector Industrial (73,5%) y el Sector de la Construcción (72,3%).
Lejos queda, sin embargo, el sector banca. Lo cual tiene sentido, dado que los sistemas de información de este tipo de empresas tienden a permanecer en el tiempo por motivos de seguridad y estabilidad, dada la criticidad de las transacciones a las que dan soporte.
Sin embargo, el software libre sigue escalando posiciones en todos los sectores de actividad, y en el sector bancario comenzamos a ver interesantes proyectos que están sentando un precedente. Algunos de ellos, realmente ambiciosos y críticos, como es el caso del grupo Caja Rural, que ha adoptado la tecnología Liferay Portal (la plataforma Open Source más extendida del mundo para la creación de portales y plataformas Web) para implantar el “terminal financiero” que utilizan todos sus empleados, en forma de portal Web. Un total de 3.600 sucursales y más de 13.000 empleados hacen uso ya de esta plataforma de código abierto como principal herramienta de trabajo.
El problema de origen, que este proyecto ha solucionado, es muy común en las entidades financieras españolas: una “herencia” de sistemas informáticos antiguos y rígidos, que supone una traba constante para el empleado, que debe “navegar” de un sistema a otro, consultar diferentes terminales e incluso desplazarse físicamente.
El nuevo “terminal financiero” de Caja Rural ha supuesto un cambio espectacular, ya que los empleados de la entidad pueden consultar desde su terminal toda la información que necesitan, independientemente de dónde se encuentren, y “viajar” de un entorno de trabajo a otro sin moverse de su escritorio, de forma inmediata y con alta seguridad, a través de la Web. Además, pueden acceder a sus aplicaciones principales, porque esta plataforma de software libre ha permitido integrar en un único interfaz todas las operaciones que se realizan diariamente, sin moverse del sitio.
Las ventajas propias del modelo Open Source, que parecen haber decantado esta decisión, tienen mucho que ver con la sensible reducción de costes que implica dicho modelo, a la que hace referencia la Comisión Europea (y que llega hasta el 90% por ciento en algunos casos) con respecto a otras alternativas “propietarias”.
La fiabilidad demostrada ya en decenas de instalaciones y la cada vez mayor calidad en el soporte, también ha ayudado considerablemente. Así, utilizan ya esta tecnología en nuestro país empresas como Telefónica, Pullmantur o el grupo Caja Rural; organismos públicos como la Comunidad de Madrid, el Gobierno de Cantabria o el Principado de Asturias; y entidades docentes como la Universidad Complutense de Madrid o la Universidad del País Vasco.
Otra ventaja clave es la libertad para el usuario, que puede elegir a quien desee para darle servicio (o, incluso, hacerlo por su cuenta), y, sobre todo, el concepto de “comunidad”, algo así como una “red social del software” donde decenas de miles de personas por todo el mundo comparten sus aplicaciones y mejoras para que todos puedan utilizarlas, sin coste alguno.
Parece claro que la banca española está estudiando a fondo las posibilidades, beneficios y aplicación del software de código abierto, especialmente en aquellos casos en los que cuenta con el respaldo empresarial de los fabricantes del mismo, y valora positivamente esta alternativa. Es sólo cuestión de tiempo que esta tecnología comience a ser algo habitual en nuestras entidades financieras, al igual que lo es ya en otros sectores de actividad y en el propio ámbito de la administración.