Desde Redmond aseguran que el problema encontrado en la Release Candidate del nuevo sistema operativo no afectará a las versiones en producción ya preparadas para fabricantes, consumidores o tiendas retail.
En lo que podría ser el mayor problema de Microsoft mientras prepara el lanzamiento de Windows 7 para el próximo mes, la compañía ha anunciado un bug de seguridad que afecta a los ordenadores con Windows Vista, Windows Server 2008 y esta última versión.
Diversos investigadores especializados en seguridad han encontrado que este punto vulnerable afecta a la versión Release Candidate de Windows 7. Desde Redmond se han apresurado en afirmar que no ocurre así en la versión RTM (la preparada para su distribución) del sistema. Estos paquetes ya están en camino.
“Un atacante que sea capaz de explotar esta vulnerabilidad podría tomar el control sobre el ordenador afectado”, se puede leer en el comunicado de Microsoft. “La mayoría de intentos causarán que el sistema infectado termine su ejecución y se reinicie”.
Aunque son buenas noticias que las versiones de Windows 7 en producción no están afectadas por este agujero de seguridad, lo cierto es que Microsoft debe afrontar un posible rechazo por parte de los usuarios finales y, en especial, de los clientes corporativos.
Cuando Windows Vista se lanzó, las empresas y los consumidores pusieron grandes esperanzas en el nuevo sistema operativo. Microsoft prometía que sería el más seguro de los lanzados hasta ese momento, por lo que los clientes se apresuraron en actualizar su hardware y sistema.
En muchos de esos casos, encontraron que habían cometido un error. Windows Vista no ofrecía esa clase de seguridad que necesitaban, por lo que Microsoft tuvo que reaccionar para comenzar a sacar parches. Mientras tanto, todas aquellas empresas y usuarios que se decantaron por mantener de momento Windows XP, se dieron cuenta de que habían optado por la mejor opción.
Windows Vista se ha mejorado notablemente en este sentido con el paso de los meses, pero el daño parecía estar ya hecho.
Es por ello por lo que el anuncio del nuevo bug llega en el peor momento para Microsoft. De hecho, ha puesto muchas esperanzas en él y lo último que podría ocurrirle al mayor fabricante de software es contemplar cómo los usuarios no tienen suficientes motivos para pensar que Windows 7 será más seguro que su predecesor y, por tanto, para actualizar sus equipos.
Una de las iniciativas que ha puesto sobre la mesa Microsoft es darles a los clientes la oportunidad de probar Windows 7 Enterprise Edition en versión Trial de 90 días para que comprueben que es cierto, que no encontrarán problemas de seguridad con su uso.
Por tanto, durante el mes que queda antes del importante lanzamiento, Microsoft pondrá toda la carne en el asador para intentar convencernos de que Windows 7 es mejor que los anteriores. Desde Redmond lo saben y todo parece indicar que así será, pero cualquier problema más que se añada al bug de seguridad recientemente detectado podría ser definitivo, un verdadero punto de inflexión para una corporación que durante años ha conocido la gloria, el liderazgo de la informática moderna.
Y es que la principal compañía precursora del estado actual de las Tecnologías de la Información podría experimentar en ese caso un periodo de decadencia del que le podría costar salir.