¿Qué es una “buena práctica”?
La gestión del rendimiento de aplicaciones engloba a las personas, los procesos y la tecnología, todo ello funcionando de forma conjunta para mantener la competitividad y el atractivo de la empresa y para retener a los clientes, haciendo posible que los usuarios finales aprovechen plenamente las mejoras de rendimiento obtenidas. Las buenas prácticas nos dicen qué tenemos que hacer para alcanzar estos objetivos.
Una buena práctica es un compromiso por parte del personal de TI y la gerencia de la empresa para utilizar todo el conocimiento y tecnología a su alcance con el fin de obtener un buen rendimiento dentro de la empresa. Supone el ajuste de procesos y, aunque en general no se necesitan grandes inversiones, una buena práctica significa también el empleo de herramientas adecuadas para ajustar los procesos. Herramientas y ajuste de procesos van de la mano.
Una práctica se convierte en “buena práctica” cuando la medida continua del ajuste de los procesos indica que hemos avanzado desde nuestro punto de partida hacia el objetivo que nos habíamos fijado. A continuación se describen 10 buenas prácticas para una gestión eficaz de las aplicaciones que puede seguir a la hora de implantar su entorno virtualizado:
1. Desarrollar un plan de gestión del rendimiento de las aplicaciones.
El plan es la parte más importante de la gestión del rendimiento de las aplicaciones en un entorno virtual, y debe diseñarse poniéndose en el lugar de los usuarios finales. Debe saber de antemano cuáles son las expectativas de los usuarios, desarrollar SLAs que sean conformes a sus necesidades y reconocer que tendrá que alterar y ajustar continuamente nuestro plan a medida que el proceso de virtualización avance en su entorno.
2. Organizar un equipo de proyecto con objetivos comunes.
Todos los integrantes del equipo deben entender que para que una iniciativa de virtualización tenga éxito, la organización tiene que poder avanzar previamente. Esto quiere decir empezar con iniciativas modestas, medir y monitorizar las partes del entorno ya virtualizadas e ir incorporando otras despacio y con prudencia. Significa adaptarse a nuevas herramientas y técnicas para proteger y mantener el entorno de manera eficaz.
3. Asegúrese de que la percepción del usuario final y las capacidades de sus aplicaciones en el entorno virtual quedan adecuadamente explicadas y documentadas, y que todo el personal de TI las conoce perfectamente.
Es esencial a la hora de que los usuarios obtengan el rendimiento esperado y para garantizar que el departamento de TI se alinea con los objetivos de la compañía.
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