Estamos trabajando para superar, como sociedad, una crisis sin precedentes. Esperemos que pronto recuperemos una cierta normalidad en nuestros hogares y en nuestras organizaciones.
Su irrupción ha sido tan rápida y global que, realmente, no hemos sido capaces de planificar todo lo que sería deseable para afrontar este gran desafío.
De un día para otro nos hemos visto obligados, en nuestras organizaciones, a tomar medidas drásticas en cuanto a aislamiento de personas, abriendo la puerta al teletrabajo. En muchos casos, el trabajo a distancia se ha implantado de forma abrupta sin contar con una cultura empresarial, organizacional o tecnológica previa que lo sustentara. En otros, se ha potenciado y, en alguno, ha significado empezar de cero. A aquellos que estábamos en el camino de desarrollar una cultura DevOps, esta crisis nos ha hecho ver como un nuevo paradigma, el impacto que tiene esta cultura en una circunstancia tan excepcional. DevOps es cultura, sobre todo cultura; y es, además una cultura que pide el acercamiento de las personas al negocio, y el acercamiento de las personas entre ellas. DevOps es acercamiento. DevOps es personas. DevOps es colaboración en el sentido más estricto de la palabra, es decir, DevOps es trabajar juntos con un objetivo común. Trabajar sin objetivos particulares. El objetivo tiene que ser el mismo, como objetivo de negocio. Lo mismo que en una crisis. Sin embargo, el negocio en las crisis es aún más importante porque de su poder de adaptación y de resiliencia dependerá su supervivencia. DevOps también es resiliencia. DevOps es sobre todo resiliencia.
Durante estos días, DevOps es quizá para muchas organizaciones lo que le está haciendo soportar mejor un adecuado time to market a las incertidumbres. Si aumenta la demanda, debemos proporcionar alternativas de capacidad, una cultura DevOps va a ayudar a lograrlo. Si el mercado cambia la tendencia y tenemos que desarrollar un nuevo producto o modificar sustancialmente un servicio existente, una cultura DevOps va a ayudar a hacerlo en tiempo y con calidad. Si los equipos trabajaban en una cultura DevOps, y ya había dinámicas grupales y compartían objetivos, ahora potenciar e impulsar el teletrabajo solo será una cuestión de herramientas y tecnología, ya que los deberes los teníamos hechos. Las estructuras rígidas de las empresas y las concepciones tradicionales de desarrollo y gestión proyectos quizás no sean el mejor punto de partida para afrontar una crisis. DevOps se adapta perfectamente a este cambio de paradigma, mientras que los modelos tradicionales hacen sufrir al negocio. DevOps, con todo, sigue siendo una cultura y una filosofía a la que ir como fortaleza para el negocio en tiempos normales; y todavía más en tiempos de crisis.
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