Con motivo del Día de la Tierra 2021, Claudia Di Rienzo, directora comercial en Iron Mountain, reflexiona en esta tribuna sobre la importancia de mejorar la sostenibilidad de todo aquello relacionado con la tecnología, tanto a nivel físico como digital.
Cada día, el mundo produce 2,5 quintillones de bytes de datos (hay dieciocho ceros en un quintillón), ya sean físicos como las recetas de medicamentos en papel o digitales como los chats de WhatsApp. Las investigaciones indican que en 2025 esa cifra se situará en 463 exabytes de datos. El 90% de todos los datos que se han producido se han creado en los últimos dos años, principalmente gracias a los recientes avances tecnológicos. Junto a los océanos de datos digitales, la mayoría de las organizaciones conservan grandes cantidades de datos físicos en silos, por ejemplo, en formularios de papel, que suelen estar guardados bajo llave.
Como resultado, las organizaciones se enfrentan a un doble reto en materia de datos: el primero es comprender cuántos datos tienen a su disposición, y el segundo es aprender a extraer el máximo valor de la información que tienen. Al mismo tiempo, las organizaciones deben abordar sus datos -y el hardware utilizado para acceder a ellos- de forma sostenible para minimizar los residuos electrónicos y reducir las consecuencias medioambientales, como los vertidos. La regla de oro para cualquier organización es acceder a sus datos más valiosos utilizando hardware que se recicla o se destruye de forma eficiente al final de su ciclo de vida, contribuyendo a una creciente economía digital circular.
Datos estructurados y no estructurados
En términos generales, los diferentes tipos de datos se dividen en dos categorías: estructurados y no estructurados. Los datos estructurados incluyen tipos de datos claramente definidos y con capacidad de búsqueda, accesibles a través de bases de datos relacionales navegables. Los datos no estructurados suelen almacenarse de forma no sistemática en servidores y escritorios, y se archivan a lo largo del tiempo. Se consideran no estructurados en el sentido de que las organizaciones tienen dificultades para acceder a ellos de forma rápida y eficaz.
Según IDC, al menos el 80% de los datos de las empresas no están estructurados, y esa cifra sigue aumentando, a pesar de los crecientes incentivos económicos, de reputación y ecológicos para adoptar prácticas más sostenibles. Las herramientas de digitalización son la clave para liberar el poder latente en los datos de cada organización y ayudarles a encontrar esa señal en el ruido, extrayendo el valor de sus registros físicos y digitales y uniendo los puntos entre los datos estructurados y no estructurados.
Residuos electrónicos y economía circular
Cuando una pieza de hardware electrónico llega al final de su vida útil, le esperan dos opciones. La primera es la destrucción permanente o la eliminación en el vertedero. A través de la segunda se encuentra un proceso sostenible de reciclaje y destrucción segura de datos. La elección entre esas dos opciones es crucial: los residuos electrónicos son el elemento que más rápido crece del flujo de residuos domésticos del mundo, según el Monitor Mundial de Residuos Electrónicos de la ONU. En 2019, se generó la cifra récord de 53,6 millones de toneladas métricas (Mt) de residuos electrónicos en todo el mundo, lo que supone un aumento del 21% en solo cinco años, según la misma fuente. Cuando se trata de residuos electrónicos, la opción más barata no siempre es la mejor: tirar los ordenadores portátiles viejos al vertedero no es ningún tipo de estrategia defendible de eliminación y reciclaje de activos informáticos.
Para ayudar a visualizar la magnitud del problema: la basura electrónica generada en 2019 pesó más que todos los adultos de Europa, tanto como 350 cruceros Queen Mary 2. De esos 53,6 millones de toneladas métricas de residuos electrónicos, solo se recogió y recicló el 17,4%, lo que demuestra la pura realidad de que las actividades de reciclaje no crecen al mismo ritmo que los residuos electrónicos en todo el mundo.
¿Momento para empezar de cero?
Además, la pandemia de COVID-19 ha obligado a muchas organizaciones a proporcionar activos informáticos adicionales a los empleados para poder trabajar desde casa. A lo largo de la pandemia, la escasez mundial de semiconductores ha sido noticia, ya que los metales preciosos (como el oro y el cobre) que se encuentran en los activos informáticos han escaseado. Sin programas integrales de recomercialización de residuos electrónicos, muchas organizaciones no habrían podido equipar adecuadamente a sus empleados en el último año. Ahora es la oportunidad perfecta para que las empresas evalúen su inventario de activos informáticos -así como sus espacios de trabajo físicos- y los renueven para la realidad posterior al COVID. En muchos sentidos, es el momento de empezar de cero.
Reducir, reutilizar y reciclar para mejorar la reputación
Creemos firmemente que el mercado global de activos informáticos debe convertirse en una economía circular, en la que: los activos se utilicen hasta el final de su vida útil, bien en la organización compradora o bien se reciclen, recomercialicen y revendan a otras compañías donde se utilicen hasta que realmente lleguen al final de su vida útil. En ese momento, los activos se limpian de forma segura de cualquier dato restante y se reciclan para obtener sus componentes de utilidad permanente y metales preciosos. Los incentivos para adoptar este tipo de prácticas son obvios, ya que el valor estimado del oro, la plata, el cobre, el platino y otros metales preciosos que se depositaron en los vertederos en 2019 fue de 57.000 millones de dólares.
Las prácticas responsables de desechos electrónicos no son solo para preservar el planeta. Los servicios de eliminación segura de activos informáticos (SITAD) suelen garantizar el vertido cero en cumplimiento de los requisitos normativos, y garantizan que todos los datos que quedan en una pieza de hardware se destruyen de forma segura y completa. Además, estos servicios eliminan los costes a los que las organizaciones se han enfrentado históricamente en términos de reciclaje de sus activos informáticos. Las soluciones SITAD hacen que el reciclaje de activos antiguos tenga un coste cero para las organizaciones, lo que hace más atractivas las prácticas de SITAD sostenibles y éticas.
Unir los puntos
En última instancia, la protección de datos, los residuos electrónicos y el reciclaje van de la mano para las organizaciones actuales. Los servicios de SITAD y de conocimiento de los datos pueden ayudar a las organizaciones a extraer el máximo valor de los datos de que disponen, a hacer el mejor uso posible de sus activos de hardware informático y a garantizar unas prácticas de eliminación de activos éticas y respetuosas con el medio ambiente que garanticen la protección y destrucción de los datos. Los incentivos son a partes iguales reputacionales, económicos y ecológicos, y en Iron Mountain creemos firmemente que ninguna organización puede permitirse dejar sus datos sin explotar o su hardware sin utilizar o eliminar de forma eficiente.