Javier Esteban, director de Conecta nos ofrece su particular visión sobre el proceso evolutivo de las empresas en términos tecnológicos.
Todo el mundo tiene la idea de la empresa como ser vivo. Nos podemos imaginar a una pequeña compañía que comienza en un garaje con mucha ilusión y trabajo y que, con el tiempo, acaba convirtiéndose en una gran multinacional. Veamos cómo sería el crecimiento y evolución de una pequeña empresa para descubrir su evolución tecnológica y cultural.
Muchos aspectos definen el momento en el que se encuentra una empresa. Su tamaño, su posición en el mercado, la oferta de productos que ofrece, etc. Pero sin duda, uno de los más decisivos es su cultura corporativa y el tipo de tecnología que utiliza.
La primera fase se caracteriza por la ilusión, la amistad y el compromiso de los colaboradores más que por jerarquía y la responsabilidad. La infraestructura tecnológica de la compañía no aporta valor diferencial. La polivalencia del equipo, y la confianza (y al tiempo dependencia) en las personas son el pilar que soporta la actividad. Es un momento en el que las personas utilizan la tecnología como soporte de subsistencia a su actividad. El uso de los sistemas es rudimentario y orientado a obtener información básica de la actividad.
Con el tiempo la empresa se profesionaliza, evoluciona. Ya no basta con la confianza y el compromiso. Se necesita profesionalizar la actividad y establecer procedimientos. La compañía se ha convertido ya en una empresa más madura, más profesional. Aparecen infraestructuras tecnológicas sofisticadas y a su vez, más complicadas de mantener. Se crean equipos de trabajo especializados por área y el uso de la tecnología se orienta más al incremento de la productividad y mejora de la eficiencia. Es un momento en el que las personas utilizan la tecnología como soporte a la operativa de negocio y a la mejora de su productividad. El uso de los sistemas es avanzado y orientado más a obtener información operativa del negocio.
Pasan los años y nos encontramos ya con una empresa que presenta una oferta de servicios y/o productos variada, probablemente una distribución geográfica ampliada. El equipo humano se estructura en diferentes equipos más profesionales. La compañía necesita información. Ya no es suficiente contar con información operativa sobre el desempeño de una determinada persona o información sobre los resultados de una delegación. La empresa requiere sistemas que le permitan obtener información de gestión. La inversión en tecnología se potencia ampliamente. Se contratan nuevos equipos, se adquieren herramientas, se definen los nuevos requerimientos de información para una compañía que se ha convertido en un grupo empresarial. Es un momento en el que las personas utilizan la tecnología como soporte a la gestión. El uso de los sistemas es sofisticado y orientado claramente a la medición de la actividad en entornos diversos. La tecnología da visibilidad del negocio.
Con el tiempo la empresa seguirá cambiando: aparecerán nuevos escenarios que provocarán cambios culturales y organizativos lo que, a su vez, conllevará implícitamente nuevas necesidades tecnológicas. Los sistemas son en este sentido el soporte y el habilitador que permitirá a la compañía ir cubriendo estadios en la evolución, que la lleven de ser esa pequeña empresa del garaje, a convertirse en una gran multinacional.