Hace poco más de un año, Ford anunciaba la creación de un nuevo puesto en la empresa: director de análisis y datos. Solo unos pocos meses después Time Inc. contrató una figura similar. Ambos directivos llegaron a estos puestos con una amplia experiencia y conocimiento sobre cómo convertir toda la información que constantemente fluye alrededor de una organización en un valioso activo empresarial.
Estos nuevos directores de datos o CDOs (por las siglas en inglés de Chief Data Officer) se están uniendo a un prestigioso club que se encuentra en pleno proceso de crecimiento, el de los directivos volcados en el negocio. “Cuando eres director de datos, el mundo gira a tu alrededor”, explicaba Heather Wilson, quien ostenta ese cargo en American International Group (AIG), durante un encuentro de homólogos en Nueva York. “Hago esta afirmación con absoluto convencimiento porque cuando el director de marketing, el de operaciones, el responsable de distribución, del call center e incluso al CEO acuden a ti constantemente para que les ayudes a resolver sus necesidades, tienes tentáculos en todas partes”.
Esta figura se ha vuelto tan importante que el Departamento de Energía del Gobierno de Estados Unidos, Lloyd´s, la ciudad de San Francisco, New York Life y muchas más organizaciones ya han recurrido a ella. Teniendo en cuenta que se trata de un puesto que solo existe desde 2002, cuando Cathryne Doss se convirtió en CDO de Capital One, resulta evidente que estos directivos se están afianzando en el mundo de los negocios. En 2014, el 25% de las compañías de la lista Fortune 500 habían contratado uno, y la firma de investigación Gartner predice que el 90% de las grandes empresas habrán hecho lo propio a finales de 2019. Este rápido aumento refleja la creciente importancia que tiene para las organizaciones monitorizar y comprender las enormes cantidades de datos relacionadas con sus clientes, productos, ciudadanos y servicios que se generan incesantemente debido al uso consolidado de los terminales móviles para todo tipo de interacciones con las redes sociales, comercios y administraciones públicas además de la sensorización de entornos y dispositivos.
Junto con la enorme popularidad adquirida por estos directivos se ha generado también un cierto grado de confusión. En primer lugar, sus siglas son las mismas que las utilizadas para el cargo en inglés de director de digital (Chief Digital Officer): CDO. Ambos puestos son relativamente nuevos y sus necesidades a veces son las mismas, pero sus orígenes son bastante diferentes. El director digital ayuda a que la empresa crezca mediante la conversión de la organización analógica tradicional en digital, y supervisa las operaciones en los sectores que experimentan una rápida evolución como las apps móviles, redes sociales, activos virtuales, gestión de la información basada en la web y marketing.
El director de datos es responsable del gobierno y las estrategias para el uso de la información como un activo a través del procesamiento y análisis, data mining, comercio de la información, así como de otros medios. A menudo desde este cargo se lidera la transformación digital de una organización y algunos CDOs ya se han hecho con la responsabilidad de encontrar nuevas vías de ingresos mediante el aprovechamiento de la información como un activo. Ellos supervisan cómo se recopilan, gestionan y monetizan los datos. Y todas las iniciativas y presupuestos sobre la gestión de la información del negocio normalmente recaen bajo su responsabilidad.
Ambas funciones están separadas de las del CIO, pero entre los tres existen sinergias. En general, el CIO y el director digital dependen del director de datos para determinar qué tipo de información debe reunir, retener y mostrar la organización y con qué fines. Estas responsabilidades sitúan al director de datos en primera línea, a la vez que le empujan a prevenir las crisis de información que puedan surgir debido a la incapacidad para valorar, gobernar o confiar de forma adecuada en la información de la empresa. Teniendo en cuenta el incremento exponencial de los datos en las organizaciones, la posibilidad de que se produzca una crisis de información es bastante real. Gartner pronostica que el 33% de las compañías de la lista Fortune 100 experimentará una crisis de información en el año 2017.
Otra cuestión que causa cierta confusión es dónde se sitúa el CDO dentro del organigrama corporativo. ¿Desempeña un cargo de negocio o de TI? El vicepresidente y analista principal de Constellation Research, Doug Henschen, explica que “es un ejecutivo del área de negocios, no es ni un técnico, ni un programador, ni un científico de datos, ya que mientras que estos suelen ser matemáticos y estadistas, el CDO debe entender tanto el sector como el mercado en el que trabaja la compañía y combinar eso con un conocimiento técnico de la información y de su potencial con vistas a darle un uso más amplio”.
La mayoría de los ejecutivos están de acuerdo en que los directores de datos deben centrarse en el negocio como prioridad principal. Son los encargados de desarrollar estrategias impulsadas en primer lugar por los objetivos de negocio de la compañía. Independientemente del lugar del organigrama de la organización en el que se encuentren, van a trabajar estrechamente con el CIO y la dirección ejecutiva para alinear las cuestiones de negocio y tecnología.
María Villar, vicepresidenta global de la gestión y gobierno de los datos en SAP, ha liderado un programa de gobierno de la información que ha dado como resultado 75 millones de euros en beneficios acumulados durante 4 años y ha mejorado los procesos un 50%. Villar, al igual que otros directores de datos de primera categoría, está demostrando que es posible y beneficioso que las empresas se den cuenta de que la información puede generar crecimiento y de cómo los flujos de datos conducen a nuevas fuentes de ingresos y control de costes.
Pero el papel que desempeñan estos profesionales no se limita solo al mundo práctico de ahorro de costes, ingresos y finanzas. Esta figura se sitúa en el epicentro de la definición de estrategias de información para, por ejemplo, los coches conectados, fábricas inteligentes, Internet de las cosas, Big Data, y demás transformaciones digitales que puedan experimentar las empresas. Sabiendo que el 90% de los datos del mundo se ha generado en los últimos dos años, uno se da cuenta rápidamente de que estamos en un momento realmente emocionante para este nuevo e influyente rol, que sabe exprimir al máximo el valor de la información empresarial.
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