¿Qué hace que una persona decida poner en marcha una empresa o negocio con impacto? ¿Qué impulsa una mentalidad emprendedora social? Un estudio establece cierta vinculación entre este tipo de emprendimientos y el lenguaje.
La investigación ha sido llevada a cabo por Diana M.Hechavarría, profesora asociada de administración en la Universidad Técnica de Texas, en colaboración con Steven A. Brieger (Universidad de Sussex), Ludvig Levasseur (Instituto Indio de Bangalore), Siri A. Terjesen (Universidad Atlántica de Florida), todos expertos en emprendimiento y negocios internacionales.
Para su elaboración han tenido en cuenta una muestra de casi 206.000 personas procedentes de 70 países distintos y hablantes de 39 idiomas diferentes. Los investigadores analizaron 13 características a nivel individual y de país relacionadas con el emprendimiento social, que incluyen género, edad, educación, ingresos y skills. Para estimar cada varíable dependiente dentro y entre países se usaron modelos logísticos multinivel.
Una de las principales conclusiones es que las probabilidades de participar en un emprendimiento social innovador en una etapa temprana casi de duplicaban en aquellas sociedades que hablan idiomas ‘del futuro’. Es decir, lenguas que modifican los verbos para indicar futuro en lugar de depeder de ellos.
Por otro lado, la probabilidad de que un individuo se convierta en emprendedor social también aumentó cuando había un estado de derecho débil, derechos de propiedad débiles y una fuerte corrupción dentro de un país de habla futura.
“Los países en los que un Estado aplica leyes y reglas arbitrariamente, suprime los derechos individuales o amenaza a ciertos grupos sociales confiscando sus propiedades tienden a tener mayores problemas sociales , y simplemente hay más oportunidades para que las personas mejoren el bienestar social”, explica Brieger.
Antes del inicio de su investigación, los autores habían formulado la hipótesis de que las sociedades con instituciones sociales sólidas podrían otorgar un mayor valor a la creación de valor social, lo que daría como resultado un mayor espíritu empresarial social.
La investigación pone de manifiesto que la concepción subjetiva del tiempo de un individuo tendría un impacto significativo en su acción empresarial social.
“Además, la representación gramatical del tiempo de un idioma afecta a su concepción del mismo”, señala Levasseur.
Aunque esta correlación requiere más investigación, el estudio sugiere que las percepciones del tiempo, y específicamente la idea de urgencia, juegan un factor de motivación importante para el emprendimiento social . También indica que el lenguaje se ha pasado por alto como un medio para comprender los comportamientos empresariales estratégicos.
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