Eso que una mañana decides que por qué no vas a poder volar tú también como un pajarillo y por más vueltas que le das resulta que la carencia de alas es un handicap importante.
Pero no pasa nada, te buscas un sitio bien alto (1.240 metros) y despejado (mejor si al fondo hay un lago) y ataviado con un traje inspirado en las célebres ardillas voladoras, te sujetas el paracaídas a la espalda y decides ampliar las posibilidades el salto BASE a algo más que dejarse caer.
Ha llegado el momento de casi planear, alcanzando una velocidad máxima de 250 km/h (esto supone recorrer 70 metros en un segundo) y llegar a aterrizar 2.500 metros más allá del punto de partida.
Aquí podéis ver el vídeo del vuelo y conocer los entresijos de la hazaña de Fadnes.
Una escrupulosa preparación y una fortaleza mental importante para ponerse ese traje y dar el brinco mientras deseas con todas tus ganas no haberte equivocado en los cálculos, rezas a todos los santos pidiendo que sople el viento y recitas la oración de Alan Shepard, “Señor, no permitas que la cague”.─[Vimeo]
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