Cada seis meses se publica el Top 10 de los superordenadores más potentes del planeta. Es una carrera de trasfondo científico y apoyado por gigantes tecnológicos por ostentar en preciado primer puesto.
La última actualización de la lista concede el trono a Sequoia, construido con hardware de IBM en el Departamento de Energía del Laboratorio Nacional de Lawrence Livermore. Los números que mejor le definen: 16,32 petaflops de velocidad (16.000 trillones de cálculos por segundo).
Lo componen 96 racks y 98,304 nodos computacionales; 1,6 millones de núcleos y 1,6 petabytes de memoria completan las llamativas cifras de esta potentísima máquina.
Ocupa una superficie de 418 metros cuadrados aproximadamente.
K Computer ostentaba hasta ahora el primer puesto. Con 10 petaflops de velocidad y 705.000 núcleos, el superordenador japonés impulsado por Fujitsu ha quedado relegado en un segundo lugar.
El clúster de Sequoia (basado en su totalidad en Linux) es “extremadamente eficiente”, otra característica que le distancia de su más cercano competidor. A modo de comparativa, Sequoia tiene una potencia de 7.890 kilovatios, frente a los 12.659 kilovatios del K, como recoge Ars Technica.
Los números de Sequoia o cualquier superordenador de la lista son, cuanto menos, impresionantes. No obstante, y a pesar de las grandes capacidades de estas máquinas, aún queda un largo camino en la obtención de un equilibrio entre precio y rendimiento. También entre rendimiento y consumo energético.
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