Adiós DIS29500. Hola ISO/IEC29500 (OpenXML)
Ya es oficial. La Organización Internacional para la Estandarización (ISO) y la Comisión Electrotécnica Internacional (IEC) ha confirmado que los formatos OpenXML son desde hoy un estándar ISO de documento de cuyo mantenimiento y evolución se hará cargo el Subcomité 34 de esta organización. Así, OpenXML ha pasado de ser el ‘borrador DIS29500’ propuesto para aprobación a convertirse en el estándar ISO/IEC29500.
En total, un 86 por ciento de los países miembros de ISO han ofrecido una opinión positiva, lo cual es muy importante como refrendo a este estándar. De total de miembros votantes –miembros ‘O’ y miembros ‘P’-, 61 países se han decantado por el ‘sí’ y diez por el ‘no’, lo cual nos habla de un porcentaje de rechazo del 14 por ciento, cifra que se aleja del 25 por ciento de votos negativos que, según las normas de ISO/IEC, hubiera puesto punto y final al proceso con un resultado desfavorable.
Como vemos, el total de países que han participado en la votación ofrece un destacado apoyo al estándar. Pero los datos revelan más. Entre los ‘miembros P’, 24 han optado por el ‘sí’ y ocho han votado ‘no’. Esto significa que el porcentaje de aprobación entre este grupo de miembros es del 75 por ciento, sustancialmente por encima del umbral requerido por ISO/IEC, que es de dos tercios.
Para nosotros no es una noticia más. Muchos profesionales hemos dedicado ingentes horas de trabajo, coordinación internacional y sacrificios con la sincera convicción de que de este esfuerzo generaría algo muy importante para la industria de las Tecnologías de la Información, los desarrolladores, los clientes, las Administraciones Públicas, los socios y, en último término, para la sociedad en general. Si crees en algo, vuelcas todo tu experiencia, conocimiento y pasión en ello, y a la vista está que el trabajo no ha sido en balde. Ayudados por todas las opiniones, favorables y desfavorables, que han sido valiosas a la hora de perfeccionar la especificación.
Pero no queremos referirnos a la estandarización ISO/IEC de OpenXML en términos de ganar o perder. Pensamos que lo que se ha conseguido ha sido fruto de un trabajo colaborativo para contar con la mejor tecnología posible, en pro de la libertad de elección de usuarios, entidades públicas y corporaciones.
La consecuencia de un sistema, el de normalización, que ha demostrado la eficacia en su funcionamiento; pocos estándares han vivido una revisión tan profunda y detallada por parte de tantísimos expertos a nivel mundial, para finalmente concluir en su mejora y amplia aprobación.
Y como respuesta al esfuerzo de Microsoft, como recientemente comentaba el editor de ODF Patrick Durusau, sentado en un grupo de trabajo de estandarización presentando, exponiendo, y colaborando codo con codo con socios y competidores en el desarrollo de tecnología que posteriormente incorpora en sus productos, al igual que otros fabricantes decidirán o no incorporar en los suyos. Microsoft mantiene y reafirma el compromiso de incorporar fielmente la especificación aprobada por ISO en sus productos. Igualmente, son ya cientos las aplicaciones de ISV y fabricantes de tipo de plataformas (Linux, Mac, Windows, dispositivos etc..) que, a fecha de hoy, vienen haciendo uso de OpenXML en sus productos, como estándar internacional que ya era desde su ratificación por ECMA en diciembre de 2006.
Hay un efecto colateral importante y positivo, independientemente de que el resultado hubiera sido éste u otro, y es la manera en la que el debate e interés sobre estándares abiertos -y especialmente sobre formatos de fichero- ha cobrado una importancia inimaginable hace apenas un año. Y esto redunda en beneficio de todo el sector, impulse el estándar OpenXML o cualquier otra especificación ISO, como ODF o PDF.
A modo de ejemplo, no demasiadas personas no pertenecientes al grupo de expertos y usuarios avanzados de Linux u OpenOffice, conocerían lo que es ODF de no ser por la expectación creada en torno al proceso de estandarización de OpenXML. Ahora, muchos decisores de compras tecnológicas han aprendido a valorar –independientemente de si hablamos de OpenXML u ODF-, las bondades de la característica ‘abierto’ en un formato de documento, que entre otras cosas lo libera e independiza para siempre de la aplicación que lo generó.
No estamos ante el final de nada sino, más bien, ante el inicio de una etapa en la que los formatos abiertos de documento están llamados a considerarse de forma relevante, y sin que la libre elección de nadie suponga un problema de interoperabilidad.