La España rural sigue sin un buen acceso a Internet de alta velocidad

Las diferencias en el acceso a las comunicaciones y a la tecnología entre las áreas urbanas y las zonas rurales sigue siendo en la actualidad un factor condicionante para sus habitantes. Esto marca la división entre una España tecnológica o conectada y una España más atrasada o desconectada. El estudio de Kelisto que analiza el estado del acceso a Internet de alta velocidad en las zonas rurales de España muestra que a menudo los habitantes de estas zonas tienen que conformarse con una velocidad de Internet inferior y con un acceso más tardío a las novedades tecnológicas.

A día de hoy, el 23% de la población española vive en municipios de menos de 10.000 habitantes, en zonas rurales, lo que significa que más de 11 millones de personas en España sufren dificultades en el acceso a las últimas tecnologías de comunicación.

Por ejemplo, las operadoras de ADSL cobran las mismas tarifas a consumidores urbanos y rurales, a pesar de que rara vez las velocidades más altas llegan a las zonas rurales. De hecho, solo Movistar ofrece cobertura total de Internet en todo el territorio español, y no por generosidad, sino porque es la prestadora hasta 2016 del llamado Servicio Universal, impuesto por el Ministerio de Industria y que obliga a dar al menos 1 mega de velocidad en banda ancha a cualquier usuario en cualquier lugar de España.

En cuanto a las nuevas redes, las operadoras no están desplegando fibra óptica para los consumidores que viven en zonas rurales. Llevar la fibra es caro y los pueblos, que tienen menos población, resultan, por tanto, menos atractivas desde el punto de vista económico.

La situación no es mejor para la España rural en lo que a Internet móvil se refiere. En el caso del 4G, ninguna operadora ofrece cobertura en zonas rurales. Para disfrutar de esta tecnología es necesario residir en municipios de más de 70.000 habitantes. Y las provincias con menor porcentaje de población que cuenta con acceso a redes móviles 3G son, por este orden, Badajoz, Valencia, Teruel, Guadalajara y Lleida, cuatro de ellas con un alto porcentaje de población rural.