“Estoy seguro de que el desayuno será mejor que mi intervención”, bromeó Javier Monzón, presidente de Indra. Para escuchar sus reflexiones sobre innovación, el Foro Nueva Economía había invitado a prensa y empresarios a un desayuno en Madrid. Las magdalenas de chocolate dejaron un poco que desear. Monzón lo compensó con un yo acuso en el que reclamó una mejor educación para crear a los innovadores del mañana y desdeñó que sea el Estado el que tenga que tirar a remolque de la innovación.
“La crisis en España no es sólo una crisis de demanda sino que también tenemos un problema de oferta”, empezó Monzón explicando el contexto en el que se encuentra ahora la economía española. España tiene que cambiar muchas cosas y todas al mismo tiempo, lo que va a implicar una mayor dificultad en el proceso. “Es muy difícil chupar y soplar al mismo tiempo”, ejemplificó Monzón.
Hay que girar hacia la innovación, es algo que los políticos llevan mucho tiempo advirtiendo y el sector reclamando. Aunque Monzón difiere de la visión de los primeros y desdeña el padrinazgo del Estado en el I+D. “La innovación la hacemos las empresas”, asegura. “O la innovación es empresarial o no hay innovación”, explicaba. “Los gobiernos no innovan”. Según Monzón, la innovación sólo tiene valor si se integra en la empresa.
La innovación precisa además una cultura innovadora, algo de lo que España carece. “España es un país que se gasta en lotería más que en I+D+i”, aseveró, destacando además el “poco afecto” que los españoles tienen a los conocimientos científicos y técnicos. Las ingenierías son ahora las carreras con notas de acceso más bajas y Monzón teme que a la larga el mercado pueda encontrarse con una generación de ingenieros poco preparados. Monzón reclamó que se mejore la educación, sobre todo la Secundaria.
“Una economía innovadora se asienta en períodos largos, no se puede asentar en pocos años”, explicó Monzón. España lo ha estado haciendo medianamente bien en los últimos años (el gasto en I+D se ha triplicado, la patentes europeas de origen español también…) pero no es suficiente. “Las razones para ser optimista siguen existiendo”, pero Monzón destacó que ahora hay que enfrentarse a problemas de financiación o de mercados poco receptivos a políticas a largo. “Me preocupa que esta crisis haga resurgir las peticiones proteccionistas”, ha denunciado. A Monzón que el Estado pague la I+D+i no le parece la estrategia más adecuada. La Administración debe apoyar, pero no ser el ángel guardián. Monzón espera que la economía pueda salir “con menos Estado” de la crisis económica.
A corto plazo, Javier Monzón apuesta por concentrarse en aquellos mercados en los que las empresas españolas ya tienen posiciones sólidas. Movilidad, eficiencia energética, seguridad y defensa y el campo de la salud y la sanidad serían los puntos fuertes a los que se podrían aferrar a corto las TIC españolas.
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