España celebra la flexibilidad del trabajo híbrido
Beneficios como la contención del gasto y menos tiempo dedicado a desplazamientos avalan la combinación de trabajo en la oficina y en remoto.
En tiempos de necesidad, el ingenio se agudiza y las reglas establecidas pueden cambiar. Esto ha pasado con la pandemia y el entorno laboral, que ha adoptado en masa el teletrabajo.
Como resultado se ha generado un modelo de trabajo híbrido en el que se combina la presencialidad con las conexiones a distancia.
Este modelo parece que ha llegado para quedarse. Según un informe de Poly sobre la evolución del lugar de trabajo, que analiza el cambio de actitud de los empleados habituados al modelo tradicional de oficina con horario de 9 de la mañana a 6 de la tarde, un 82 % de los encuestados quiere teletrabajar al menos un día a la semana.
Es más, “casi dos terceras partes de los trabajadores híbridos”, apunta Dave Shull, presidente y consejero delegado de Poly, “creen que la cultura de la oficina ha cambiado para siempre“.
“El auge del trabajo híbrido es una señal de que nuestra vida profesional va a seguir transformándose. La equidad laboral y la igualdad de experiencias de los empleados están ahora al centro de todos los debates, ya que tanto las empresas como los trabajadores están adoptando nuevas formas de llevar a cabo sus tareas”, dice Shull.
Una de las consecuencias de esta transición que nos aleja de la oficina es una mayor flexibilidad que da más autonomía a las personas.
De hecho, la posibilidad de balancear vida personal y profesional, junto con evitar largos desplazamientos y reducir el estrés, la gran ventaja que los profesionales encuentran en el teletrabajo.
Pero también hay ciertos inconvenientes, como la sensación de disponibilidad constante. A muchos les preocupa que se desdibuje el límite entre la flexibilidad y el estar “siempre en activo”.
El 58 % de los consultados reconoce que el teletrabajo no les deja desconectar. Al final, existe la sensación de que los jefes esperan que trabajen fuera de la jornada laboral.
“No hay que confundir el trabajo flexible con estar siempre conectado”, advierte al respecto Paul Clark, vicepresidente sénior de ventas de Poly en la región EMEA. “Las organizaciones que fomentan un entorno de trabajo saludable y permiten trabajar de forma más flexible tendrán una plantilla más feliz y productiva”.
Otro inconveniente de teletrabajar es no compartir momentos de esparcimiento con los compañeros. Las dificultades para colaborar, una asistencia informática pobre o la falta de equipamiento adecuado son otros puntos débiles.
Si tuviesen que volver a la oficina, el ruido sería un foco de fricción. El 56 % de los empleados muestra su inquietud por perder productividad si hay ruido. Y a un 42 % le preocupa tener una reacción iracunda al respecto.
Además del silencio, echarían de menos dormir más, pasar tiempo con la familia y acabar la jornada a una hora razonable. Por otro lado, las charlas y salir a comer con clientes y colegas son factores que les animarían.
El caso español
España es el país que más celebra la flexibilidad de horarios, con un 42 % de los entrevistados frente a la media del resto de países analizados Poly, que ronda el 26 %. La alternativa de trabajar un par de días en remoto y los otros tres en la oficina es la preferida por un 32 %.
¿Qué ventajas observan los españoles en el trabajo híbrido? Principalmente, poder reducir gastos a nivel económico y de tiempo, porque se reducen los desplazamientos.
Dedicar el tiempo sobrante a estar en familia y el incremento de la productividad son otras razones que se suman a la lista.
¿Y las desventajas? La gran preocupación de los españoles es que se difumine la línea que debería separar los conceptos de flexibilidad y disponibilidad.
Que se pierda la camaradería o no poder accede a tecnología de primera son otros elementos que tienen en cuenta.