La digitalización acelerada de los procesos es uno de los rasgos más significativos del entorno empresarial actual. Durante los dos últimos años, a raíz de la pandemia de coronavirus y las medidas restrictivas para frenar los contagios, se ha intensificado esta ultradigitalización del puesto de trabajo que, mal gestionada, puede provocar problemas. Por ejemplo, puede chocar frontalmente con las exigencias de sostenibilidad de la sociedad.
El mundo está virando hacia una reducción de los gases de efecto invernadero, una diversificación de las plantillas en base al sexo, la edad y otros factores como la etnia o las capacidades físicas y psíquicas o una mayor transparencia.
Esto quiere decir que las empresas deben incorporar criterios como el respeto medioambiental, la inclusión y la ética en sus estrategias de negocio. Es lo que se conoce como ESG (“enviromental, social and governance” o gobierno ambiental, social y corporativo), tres principios críticos para sostener la reputación y viabilidad de una organización en sus relaciones con clientes, empleados, poderes públicos y la sociedad en general.
Para profundizar en lo que significa esta filosofía y su importancia para el éxito del sector privado, NetMedia ha celebrado el evento virtual “ESG: Tecnología y sostenibilidad” con la participación de David Sanz, Solution Consulting Manager de ServiceNow para Iberia.
Los puntos principales de este evento son el impacto de la nueva sociedad en el mundo empresarial y cómo la tecnología permite configurar buenas prácticas de sostenibilidad, incluyendo soluciones de diagnóstico y mediciones objetivas, para conseguir organizaciones más competitivas y eficientes. Las soluciones basadas en la nube ayudan a gestionar procesos, automatizar tareas, romper silos y gestionar riesgos.
“ESG, dicho de forma abreviada, es hacerlo bien haciendo el bien”, define David Sanz. Las empresas, desde su posición de agentes sociales, deben “proporcionar buenos resultados financieros” al mismo tiempo que contribuyen a que “el planeta sea un lugar más sostenible, más justo y más ético”. Esto quiere decir que en la actualidad el “cómo” es “tan importante como el qué”.
La E de ESG está relacionada con “el medioambiente y todo lo que tiene que ver con la reducción de huella de carbono” y los desechos generados. La S, “que muchas veces se olvida”, apunta Sanz, incide en “cómo impacta una compañía a las personas que trabajan para ella o que la rodean”. De ahí que muchas fomenten horas de voluntariado y procesos de compra responsable respecto a sus proveedores, entre otras maniobras. La G “lleva más tiempo instaurada” e incluye la ética, la transparencia, la reputación y aquello que las compañías “dicen que hacen”.
Contar con una estrategia que una las tres letras permitirá cumplir con las regulaciones e influir en cómo se percibe desde fuera la organización. Sobre todo en el mundo “hiperconectado”, donde “basta que alguien publique un tuit para que alcance una audiencia de millones de personas inmediatamente”, con unas consecuencias antes impensables.
Los consumidores exigen productos más respetuosos y los empleados tienen en cuenta los valores de las empresas a la hora de incorporarse a su plantilla. “Las compañías que se toman en serio ESG tienen impactos indirectos y directos en muchos ámbitos, incluso financieros”, con “un mejor retorno de su acción”, en la capacidad de atracción de clientes y en la retención de talento. Además, David Sanz recuerda que cada vez “hay más regulaciones que les obligan” a demostrar sus resultados. Los gobiernos impulsan la sostenibilidad mediante incentivos, sanciones y regulaciones.
ESG, en definitiva, “tiene que ver con construir un mundo más justo para futuras generaciones”, observa el directivo de ServiceNow. ¿Cómo empezar a hacerlo? Definiendo una estrategia y capturando los datos necesarios para ello. Un punto fundamental, según Sanz, es “romper silos”.
Cabe señalar que, “cuando las compañías quieren aterrizar una estrategia ESG” para realizar mediciones y redactar informes, necesitan saber primero “dónde está la información”. El problema es que en algunas ocasiones esa “información está dispersa en muchos sistemas tecnológicos”, lo que dificulta la conexión, y otras veces “ni siquiera está en ningún sistema” y depende de procesos manuales tendentes al error.
El reto para las empresas que conviven con esta realidad es lograr “un entorno homogéneo” en el que “capturar la información tanto manual como automáticamente” para ganar visibilidad, mejorar su reputación y tener una gobernanza de verdad.
“ESG es algo estratégico, pero también se tiene que convertir en algo táctico”, opina David Sanz. Esto implica desde ejecutar la estrategia de sostenibilidad, elaborar informes y conocer los riesgos hasta digitalizar los procesos y generar conciencia dentro de la organización.
“No sólo es clave tener métricas, medirlas y reportarlas”, sino “ejecutar sobre planes”, indica Sanz. “Para poder avanzar en ESG, la parte de gestión de programas y proyectos es clave”, insiste. “Cada objetivo tiene que ir acompañado de un plan de acción” porque, si no, las compañías no podrían demostrar que están dando pasos hacia adelante en materia de medioambiente, impacto social y gobernanza. Estos pequeños pasos se irán acumulando de cara a la mejoría final, “digitalizando un proceso hoy, otro proceso mañana”, hasta llegar a armar toda la estrategia.
Existen estándares “vivos”, que evolucionan con el tiempo, como SASB y GRI, y que ayudan a las empresas discriminando en función del sector. “Por ejemplo, en el entorno financiero se le da más importancia a todo lo que tiene que ver con el gobierno y la ética, porque son compañías donde la parte de gobernanza corporativa tiene mucha más repercusión”, explica Sanz. Pero en la industria pesada habrá que contemplar “aspectos como la propia seguridad física de los empleados y de los proveedores”. Estos estándares lo tienen en cuenta, ponen orden e “intentan dar una guía”.
Para no fallar, desde ServiceNow recomiendan “tomarse ESG en serio. Esto no es una moda, esto es algo que ha venido para quedarse”, advierte David Sanz. Es algo que “cubre toda la organización al más alto nivel” y que no puede limitarse a ser “un checkbox”.
Otro consejo es “huir de los silos de información”. ESG debe implantarse también “de forma estratégica, a nivel tecnológico”, porque de esta forma la organización podrá “adaptarse a lo que sea que vaya a venir” y garantizar la transformación.
También hay que comprender que “ESG es mucho más que capturar datos y presentarlos. Definir métricas y producir informes es algo necesario, pero no es suficiente”, recuerda Sanz. Será necesario aplicar “una gestión de programas, de proyectos y de presupuestos” para soportar la estrategia. Y, sobre todo, “un correcto análisis de todos los riesgos que lo rodean”.
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