“En realidad no es necesario gastar ese dinero. Creo que la paranoia del gobierno sobre la construcción de una red segura… es carísima”, indicó el auditor, escandalizado por el coste que está suponiendo al ciudadano de Ontario. No debería sorprenderse cuando se ha conocido que en el proyecto han participado 30 desarrolladores acompañados de nada menos que 300 auditores. Normal que la cifra se haya disparado a cifras de 1.000 millones de dólares.
El caso quedaría en un derrroche más sino fuera porque el mismo auditor destaca las bondades de una plataforma similar OpenSource denominada OSCAR y que utilizan ya centenares de médicos canadienses y que costaría implantar 20 millones de dólares, según sus creadores, unos investigadores de la Universidad McMaster. Un auténtico escándalo cómo malgastan dinero -el que no es suyo- los políticos de turno.
El auditor destaca además del ahorro de costes públicos, las pruebas de seguridad realizadas a OSCAR y su flexibilidad al poder ser adaptado y modificado por su licencia libre.
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