¿Es Nest el error más caro de Google?

Cuando en 2014 Google puso 3.200 dólares sobre la mesa para hacerse con Nest, en una de sus compras más caras, no hubo demasiadas críticas. Tenía sentido que el gigante tecnológico quisiese meterse también en el mercado de las smart-homes y Nest era la compañía que estaba innovando en ese campo. Además, su CEO Tony Fadell estaba considerado una especie de genio visionario y las comparaciones con Steve Jobs siempre acompañaban los perfiles que escribían sobre él los medios especializados.

Desafortunadamente, parece que las comparaciones con Steve Jobs no se refieren solo a su poder visionario, sino también a su carácter. Fadell es descrito por colegas y ex-empleados como un líder estricto y duro, de esos que amenazan a sus ejecutivos con quedarse sin trabajo si se van de viaje de luna de miel (se lo hizo a Matt Rogers, cofundador de Nest, aunque no cumplió su amenaza). Estas excentricidades de carácter se aceptan cuando ofreces los resultados económicos que ofrecía Jobs en Apple, firma en la que trabajó Fadell, pero se critican cuando tu rendimiento es otro: Nest no ha lanzado ningún producto nuevo desde 2013.

Sus resultados económicos no son malos a priori: según re/code, en 2015 generaron 340 millones de dólares en ventas, una cifra buena para una empresa que al fin y al cabo se dedica a un mercado emergente, el de las casas conectadas. No obstante, es menos de lo que tanto Wall Street como la propia Google tenían previsto. Y, ahora que Alphabet, de la que Nest es uno de sus moonshots, está empezando a ser más seria en temas económicos, la presión para que la firma empiece a generar nuevos productos y más ingresos es mayor.

Los problemas para Tony Fadell, además, están a punto de multiplicarse: este año caduca el presupuesto que Google reservó para Nest en su compra, además de que se liberan las acciones de la compañía para sus empleados. Hasta ahora, para evitar que se marcharan, había una cláusula que les impedía venderlas. Si ya en el último año unos 70 empleados se fueron de la compañía, el fin de las llamadas “esposas de oro” podría hacer que el éxodo fuese masivo.

El estilo de liderazgo de Fadell, opuesto al de Google

¿De quién es la culpa de que Nest esté dando tan pocos resultados? Greg Duffy, cofundador y CEO de la startup Dropcam que Nest compró en 2014, lo tiene claro: Tony Fadell es el único responsable. Contestando a un artículo publicado en The Information esta semana, en el que Fadell indicaba que muchos de los empleados de Dropcam “no eran tan buenos como esperábamos” y que el equipo era muy pequeño y “no muy experimentado”, Duffy, que ya ha abandonado la compañía, soltó en un post en Medium todo lo que posiblemente llevaba meses queriendo decir.

Además de dejar claro que se arrepiente de haber vendido su startup, que antes de la venta “estaba en medio de un año récord de ventas, tenía una cámara en la lista de bestsellers de Amazon, nuevos productos innovadores a punto de ser lanzados, y todavía la mayor parte de financiación en el banco”, Duffy asegura que los aproximadamente 50 empleados de Dropcam que dejaron Nest estos meses lo hicieron porque “sintieron que su habilidad para crear grandes productos había desaparecido”. Además, Duffy insinúa -y confirman otras fuentes consultadas por re/code -que la mayor parte de esos 340 millones generados por Nest son en realidad por ventas de Dropcam.

En otro artículo en TechCrunch, recuerdan que ya en 2014 había comentarios en Glassdoor que criticaban la actitud de Tony Fadell. “Todo gira entorno al CEO”, decía un ex-empleado. “Es una peligrosa mezcla de culto a la personalidad y síndrome de Estocolmo. Comentarios como que Fadell es el próximo Steve Jobs no son raros, y la gente dice orgullosa cosas como ‘estoy acostumbrado a que Tony me grite'”.

El caso de Nest se suma a la lista de problemas de liderazgo que parecen estar detrás de muchos de los quebraderos de cabeza de Alphabet. La noticia hace unas semanas de la posible venta de Boston Dynamics apuntaba a algo similar: choques entre equipos que tras compras son forzados a trabajar juntos. El estilo de liderazgo de Fadell contrasta además con el de Google/Alphabet, algo que el propio CEO de Nest admitió hace un par de años, indicando que en su nueva compañía “todo el mundo podía hablar con todo el mundo y aprender sobre cualquier cosa”. Tanta amabilidad no parece casar con su forma de trabajar.

¿Cuál será el futuro de Nest en Alphabet? Dependerá de si consiguen empezar a dar resultados o no. Larry Page y Tony Fadell son muy amigos, pero quizá al CEO de Alphabet se le acabe la paciencia en algún momento.

Ana Bulnes

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