La conclusión parecía fácil después de saber todo lo que pasó en los últimos meses. Hace un año, Facebook lanzaba Poke para competir con Snapchat, una app de mensajería instantánea en la que las fotografías se autodestruyen, pero no tuvo ningún éxito. Entonces intentó arreglar las cosas a golpe de talonario y quiso comprar Snapchat por 3.000 millones de dólares. La oferta fue rechazada. ¿Qué hacer? Introducir la mensajería en Instagram.
Eso fue lo que anunció ayer Kevin Systrom, fundador de Instagram, la llegada de Instagram Direct, el intento de la app (y de, sobre todo, Facebook) por meter el pie en el mundo de la mensajería. Resulta que lo de compartir fotos con cuantas más personas mejor empieza a estar un poco de capa caída, y una nueva tendencia ejemplificada claramente por el éxito de apps como Whatsapp, Line o la propia Snapchat ha llegado con fuerza: la de enviar fotos o vídeos en privado.
En Facebook ya era posible realizar esto a través de su chat o gestionando la privacidad a través de listas, pero la idea de Instagram Direct es hacer que el proceso sea más sencillo, animando así a los ususarios a utilizar esta app y no otra. Lo que no está tan claro es que con esto vayan a conseguir que los usuarios que ya están en Snapchat compartiendo fotos efímeras decidan cambiarse a Instagram Direct, donde hay privacidad, pero las imágenes no se destruyen.
¿Es lo efímero importante?
Aunque esa relación de Instagram Direct con Snapchat sea muy fácil de crear, son muchos los analistas que creen que en realidad no tiene mucho que ver. Al fin y al cabo, la característica clave de Snapchat, que las fotografías se autodestruyen, no está presente en el nuevo servicio que ofrece Instagram. El propio Kevin Systrom aseguró durante la presentación que la idea era que esas imágenes y conversaciones creadas a su alrededor pudiesen ser consultadas y retomadas en cualquier momento.
Esta misma semana también Twitter se unía a la moda de las fotos privadas, añadiendo la posibilidad de enviar imágenes por mensaje directo. Una vez más, esas fotos quedan, al igual que lo hacen en Whatsapp, Line y en la mayoría de servicios de mensajería. La clave de la tendencia, por lo tanto, parece estar más en el hecho de poder mantener conversaciones privadas, en cerrar el círculo de usuarios que ven la imagen, que en que esta desaparezca pasados unos segundos.
En el fondo está la lucha de Facebook por no morir de éxito, por seguir siendo una red social relevante para la gente joven, especialmente para esos adolescentes que creen que la red social de Mark Zuckerberg está dejando de ser cool. Esos usuarios son el futuro, por lo que a Facebook le interesa tenerlos de su parte. ¿Será Instagram Direct la respuesta a sus problemas?
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