Ser emprendedor puede resultar emocionante, pero también complicado. Además de contar con una idea brillante, quien inicia un negocio debe ser capaz de conseguir la financiación necesaria y manejar los tiempos con maestría para que esa idea se convierta en realidad.
Un estudio de Spaces revela que a la mayoría de los españoles (4 de cada 5) se les ha pasado por la cabeza fundar una empresa. Sin embargo, el 40,7 % habría desechado esta opción antes de empezar a causa de su dificultad. Y solamente un 11,4 % habría sido capaz de alcanzar su sueño.
En este sentido, la propia Spaces detecta 6 errores comunes que todo emprendedor debería evitar, empezando por “no hacer autocrítica”. Sería imprescindible analizar al detalles las características internas del negocio que se quiere lanzar, incluidas sus debilidades y las amenazas que existen. Aquí entra el conocido como análisis DAFO, que comprende tanto debilidades y amenazas como fortalezas y oportunidades.
“No investigar” es otro problema. Antes de poner en marcha un negocio hay que estudiar a la competencia y el público objetivo. Puede resultar útil hablar con otras personas que ya han emprendido antes para evitar fallos típicos de novato. Spaces también recomienda “informarse de todos los aspectos que incidirán en el negocio, haciendo especial hincapié en la vertiente legal” por la multitud de “trámites burocráticos específicos” que existen.
“Un equipo inadecuado” puede acabar con el proyecto. Esto significa que la idea no funcionará sola, su potencial de éxito también dependerá de las personas que se elijan para formar equipo. En este sentido, aprender a delegar es básico, ya que es inviable que el fundador acapare todas las responsabilidades.
Otro tema a contemplar son los “gastos”. Spaces llama a “evitar en la medida de lo posible los costes fijos”, como podrían ser los relacionados con el local. “Además, hay que evitar basar la subsistencia de la nueva empresa en las subvenciones, buscando alternativas de financiación desde el primer momento”, dice.
En quinta posición aparece la palabara “inflexibilidad”, el no ceder. Porque si con el paso del tiempo se demuestra que la línea marcada en un principio no es la correcta, hay que saber rectificar y adoptar otro camino. La capacidad de adaptación se antoja clave.
Por último, los emprendedores tienen que perder ese “miedo al fracaso” que no les permite avanzar. “La mayor parte de los emprendedores de éxito han intentado emprender varias veces antes de dar con la tecla adecuada”, apunta Spaces. “El fracaso es aprendizaje, que una idea no tenga éxito no es más que una experiencia que el emprendedor podrá aplicar a su próxima aventura”, añade. “Es importante arriesgarse”.
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