Se espera que en 2012 las ventas de smartphones superen a las de ordenadores portátiles. Que entre todos los fabricantes ingresen unos mil millones de dólares anuales. Y que Android cope más de la mitad del mercado mundial. No en vano ya es la plataforma móvil más exitosa con más de 80 millones de unidades colocadas durante el primer semestre del presente curso.
¿Su estrategia? Ofrecer un amplio catálogo de marcas y precios capaz de atrapar a todo tipo de usuarios. Más allá de los diseños exclusivos del iPhone y las funcionalidades empresariales de BlackBerry, Google piensa a lo grande. Su ecosistema abarca desde la gama media-baja del Ideos de Huawei hasta los 600 dólares del Motorola Droid Razr, no entiende de clases sociales y se extiende por el mercado local de Estados Unidos, otros maduros como Europa o los emergentes de India y China.
A mayores, su código fuente es abierto y los programadores pueden desarrollar aplicaciones para Android sin restricciones, a diferencia de lo que ocurre en otros sistemas como el iOS de Apple, el Windows Phone de Microsoft o incluso el Symbian de Nokia, que están amarrados a políticas contractuales.
Precisamente estas tres compañías son junto a Research In Motion las únicas que no se han rendido a los encantos de la plataforma creada por Andy Rubin. Todas las demás han caído. Y a algunas como Samsung la asociación les está yendo particularmente bien: con 27,8 millones de smartphones vendidos de julio a septiembre ha conseguido arrebatar a los de Cupertino la corona de principal fabricante y quedarse para sí solo el 23,8% de cuota. Es más, sigue arañando puntos a Nokia en el mercado de telefonía global y con un 22,6% se encuentra a tiro de piedra de los finlandeses y su 27,3%.
Samsung no es la última firma asociada que ha completado un trimestre de récord, por ejemplo HTC ha vendido más de 13 millones de dispositivos (un 93% más interanual), pero es la primera en estrenar “Ice Cream Sandwich”. Y lo ha hecho con su terminal Galaxy Nexus que pretende ser la gran revelación de la campaña navideña frente al iPhone 4S y romper de una vez por todas con la fragmentación de Android.
El truco reside en jugar con la novedad lanzando nuevos productos con poco margen. Aunque está por ver si la adquisición de Motorola Mobility no termina en una estampida del resto de fabricantes hasta ahora fieles al androide verde.
Galaxy Nexus, iPhone 4S y Lumia 800
El planteamiento de Apple es totalmente diferente. Sus puntos fuertes son una marca de prestigio, un único producto cuidado al mínimo detalle (con perdón de los fallos de batería registrados en el último modelo) y una selección de apps de calidad. Estas piezas de software son más caras para iOS, por lo que es de esperar que los desarrolladores compensen el desembolso inicial con el rendimiento final. Además, la criticada cerrazón de su App Store acaba convirtiéndose en filtro de seguridad.
Y lo que es más importante, actualmente todos los teléfonos de Cupertino soportan sin restricciones la quinta versión de iOS y su vida media es más prolongada de lo habitual en la industria. Para muestra un botón: el iPhone 3GS se sigue comercializando dos años y medio después.
Al producir un sólo teléfono y renovarlo cada doce meses, aproximadamente, se mantiene a los usuarios expectantes acerca de la “next bing thing” de la manzana mordida. Vende menos unidades, sí. Pero gana más debido a un precio mínimo de 600 dólares por la versión de 16 GB. Sin ir más lejos, los 17,1 millones de iPhone comercializados durante el Q4 le han supuesto unos ingresos de 10.980 millones de dólares, es decir, algo más del 38% de todo lo facturado durante ese periodo.
En el caso de Nokia se combinan ambas tácticas: hace uso de una plataforma cerrada para un gran surtido de smartphones. Su incursión con Windows Phone de la mano de Lumia 800 y Lumia 710 intenta enganchar por apariencia, por servicios en la nube y por las 500 nuevas funcionalidades de un “Mango” que ya ha convencido a los analistas. Mientras que su línea alternativa de teléfonos Asha con Symbian lo hará por economía.
Para algunos, el gigante del “connecting people” es el gran tapado de la escena telefónica de alta gama. Para otros, su plan falla por querer comprender demasiado. El mismísimo fundador de Twitter y Square, Jack Dorsey, le ha recomendado que se “centre en tres productos”. Pero todos coinciden en que su reto es mayor que el de sus rivales, porque tiene que recuperar la senda de la innovación, suturando la hemorragia de pérdidas continuas y la desconfianza de una comunidad preocupada en un primer momento por el futuro de MeeGo y más tarde por el del propio Symbian. Veremos si es él quien logra validar su estrategia.
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