El Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital U-tad presentó la semana pasada el informe Estado de la Ciberseguridad 2015, en el que se analizan datos, tendencias y formas de enfrentarse a los peligros que afectan a empresas, instituciones oficiales y personas en el uso de las tecnologías conectadas.
En el informe de U-tad se contempla la evolución de los ataques y la concienciación de las empresas. Las compañías españolas tuvieron el año pasado pérdidas por valor de 14.000 millones de euros a causa de ciberdelitos. Llama la atención que el 75% de las organizaciones creen estar significativamente expuestas a los ciberriesgos relacionados con acciones o comportamientos de sus empleados, mientras apenas se promueven medidas para evitarlos.
Para hacer frente a las ciberamenazas, el 37% de las organizaciones planean emplear a más profesionales de ciberseguridad, aunque en 2015 el 92% de ellas esperaban encontrar dificultades al seleccionar candidatos con las competencias adecuadas. A nivel global, se estima un déficit de más de un millón de profesionales en el campo de la ciberseguridad.
En cuanto a las formas de combatir los ciberdelitos, la prevención, la aplicación de soluciones eficientes, el factor humano y evitar el temor a adoptar nuevas tecnologías con las que compartir recursos son algunos de los factores implicados en el campo de la ciberseguridad. Las Administraciones Públicas, por su lado, tienen un rol vital en la coordinación de iniciativas nacionales e internacionales y en proporcionar un marco legislativo que permita perseguir a los criminales.
Desde el CERT de Seguridad e Industria, se registraron en 2014 más de 18.000 ataques cibernéticos, 80 incidentes de operadores de infraestructuras críticas y más de 40 comunicaciones relativas a la ciberseguridad, ciberdelito y ciberterrorismo gestionadas por la Oficina de Coordinación Cibernética del Centro Nacional de Protección de Infraestructuras Críticas (CNPIC).
A estos datos oficiales se añade la actividad del CERT Gubernamental del Centro Criptológico Nacional, que en 2014 abordó 12.916 incidentes, de los que 132 fueron catalogados como críticos. Es decir, pueden causar degradación de los servicios para un gran número de usuarios, implicar una violación grave de la seguridad de la información, afectar a la integridad física de las personas, causar importantes pérdidas económicas, ocasionar daños irreversibles a los recursos de la organización, incurrir en delitos y/o sanciones u ocasionar un daño muy grave en la imagen de ésta.
Por último, el estudio pone de relieve que la ciberseguridad es también una fuente de negocio para empresas e individuos, como los hackers, que ven en este campo unas expectativas únicas de desarrollo. El incremento en la inversión y la oferta en el mercado laboral lo corroboran: en los últimos cinco años se han invertido cerca de 7.300 millones de dólares en más de 1.000 startups de ciberseguridad.
Frente a los ciberdelincuentes, que comercian con datos robados y generan software de tipo malware, surgen las empresas que trabajan en mejoras de la seguridad móvil, servicios avanzados, gestión segura de grandes bases de datos, o los white hat hackers, que ayudan en la lucha contra los delitos y fomentan el conocimiento de los problemas de seguridad.
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