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Si eres emprendedor y tu startup triunfa puede que estés infectado por un parásito

¿Qué es lo que convierte a un emprendedor o una emprendedora en lo que son? Puede que en parte sus factores genéticos, la educación, que vengan de una familia con tradición de montar negocios, que se vean en una situación de necesidad, etc. Pero ¿y si el espíritu emprendedor de muchas personas viniera de algo mucho más pequeño, como un simple parásito?

Esto es lo que aborda una investigación encabezada por Daniel Lerner, profesor de emprendimiento de la IE Business School. Para su realización él y otros investigadores han examinado los antecedentes médicos y profesionales de 74.291 mujeres danesas. Gracias a la colaboración con la agencia de datos públicos de Dinamarca, han podido analizar estos datos durante más de una década.

El equipo descubrió que aquellas infectadas (unas 7.000 del total) por el parásito común Toxoplasma Gondii (el responsable de la toxoplasmosis) contaban en promedio con un 29% más de probabilidades que otras de fundar una startup, un 27% más de posibilidades de haber fundado varias compañías y más del doble de probabilidades de haber creado sus negocios solas.

Por otro lado, sus empresas serían más exitosas que aquellas lanzadas por otras emprendedoras no infectadas.

La modificación del comportamiento causada por parásitos es un fenómeno probado. Los científicos han demostrado que cuando Toxoplasma Gondii infecta a los roedores, ingresa a sus cerebros y los hace menos reacios al riesgo. Específicamente, los roedores se vuelven más activos, están más inclinados a explorar nuevas áreas“, explica en profesor Lerner en una entrevista con Harvard Business Review.

El comportamiento de búsqueda de novedades, desinhibición y reducción de la aversión al riesgo: esas me parecieron cualidades empresariales. Así que mis colegas y yo nos dispusimos a evaluar una posible conexión“, añade.

No estamos hablando de un parásito poco frecuente o exótico. Se estima que el Toxoplasma Gondii ya infectaría a entre el 10 y el 50% de la población del planeta. Según el investigador, no solo afecta al cerebro de los animales, sino también al de las personas.

Modifica la producción y el metabolismo de neurotransmisores, como la dopamina y la serotonina, y de hormonas, como la testosterona. Cada vez hay más pruebas de que esas modificaciones pueden causar cambios de comportamiento similares a los observados en los roedores“, asevera.

Otras investigaciones también lo confirman

El estudio no parte de la nada, sino de una hipótesis que se viene formando en base a otras investigaciones. El profesor revela que ya habían puesto en marcha estudios anteriores en la misma línea.

En uno de ellos tomaron muestras de saliva de unos 1.500 estudiantes universitarios, descubriendo que aquellos que dieron positivo en el parásito tenían, como media, 1,4 veces más de probabilidades que otros de especializarse en negocios y 1,7 veces más de posibilidades de enfocarse en gestión y emprendimiento.

En otro estudio, esta vez con una muestra de 200 profesionales, hallaron que las personas infectadas tenían 1,8 veces más probabilidades que otras de ser emprendedores.

En la investigación que nos ocupa no todo son luces. “Encontramos muchos éxitos impresionantes, pero también muchos fracasos. Las emprendedoras infectadas con el parásito demostraron menos persistencia que las fundadoras no infectados y era más probable que fundaran sus negocios solas. La persistencia y la capacidad de involucrar a cofundadores complementarios suelen ser cualidades importantes para un emprendedor“, destaca.

Cuando un análisis tiene más peso que un elevator pitch

Tras la publicación del estudio Lerner asegura que no está preocupado porque algunas personas puedan usar el parásito de manera intencionada para reducir su aversión al riesgo. “Ciertamente espero que no, eso sería muy estúpido“, apostilla.

Esto también podría abrir la puerta a algo que suena un poco a distopía o película de ciencia ficción: que los inversores pidan a los co-founders de una startup que se hagan pruebas o análisis para ver si tienen el parásito, como una condición para valorar su inversión.

El investigador recuerda que el hecho de que una persona emprenda puede depender de muchos elementos y no podemos pensar que todo se debe a un microorganismo que anule nuestro libre albedrío. “Cuando se trata tanto de genes como de parásitos, estamos hablando de tendencias probabilísticas. Cualesquiera que sean los efectos que el Toxoplasma Gondii tiene en nuestro comportamiento, la infección no es determinista“, concluye el profesor.

Alberto Payo

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