En ITespresso hemos visto hace un par de semanas que dentro del ecosistema emprendedor español hay startups y herramientas muy interesantes enfocadas en el mundo de la accesibilidad y la discapacidad, desde páginas web de empleo hasta aplicaciones con recursos útiles para ayudar a personas con distintas discapacidades a desenvolverse en igualdad de condiciones que el resto de los ciudadanos.
Pero no nos hemos conformado con eso y hemos querido ahondar un poco más en cómo puede resultar la actividad emprendedora para todos esos valientes que impulsan un negocio y cuyas limitaciones solo son las que les marca la sociedad. ¿Cómo obtienen el capital para sus proyectos? ¿Tiene prejuicios las firmas de capital riesgo o los business angels? ¿Es cierto que las personas discapacitadas solo fundan compañías sociales o cooperativas? Para hablar sobre estos temas hemos entrevistado a Ricardo Moreno, director de la Cátedra de Emprendimiento y Discapacidad de la Fundación Konecta-URJC.
– ¿Cuáles son los principales desafíos o barreras de un emprendedor con discapacidad?
– Debido a preconcepciones arraigadas en la sociedad, se tiende a percibir erróneamente a las personas con discapacidad como individuos con limitaciones en lugar de valorarlos –al igual que se hace con el resto- desde la perspectiva de sus capacidades y de sus talentos. Estos estereotipos suponen una barrera de gran peso. Particularmente en el ámbito del emprendimiento, los desafíos que se presentan son similares para todos los que siguen este camino, independientemente tengan o no una discapacidad.
Ahora bien, lo que sí constituye una variante importante son los factores adicionales de riesgo derivadas de los diferentes tipos de discapacidad y de las necesidades específicas que de estas se desprenden.
En este sentido y al margen de lo comentado acerca de las percepciones que pueda tener la sociedad sobre la discapacidad, hemos detectado otras limitaciones mediante un estudio que estamos realizando actualmente en torno a este tema. Una de las barreras identificadas para emprender se encuentra en la falta de formación y en el ámbito de financiación de la idea de negocio. Respecto a la formación, más allá de la dirigida a los aspectos clásicos del emprendimiento, encontramos carencias en cuanto a la enseñanza enfocada en la capacidad de autogestión y planificación ocupacional del emprendedor con discapacidad, o a la gestión de la imagen personal.
Estos aspectos requieren un asesoramiento especializado que comprenda los riesgos adicionales anteriormente mencionados, para poder incorporarlos a un modelo DAFO donde queden recogidos de cara a la planificación estratégica tanto del plan de negocio como de su seguimiento.
Por último, la escasa implicación en el fomento del emprendimiento como alternativa profesional en las personas con discapacidad (al no generarse planes específicos de actuación), se convierte en un condicionante del abandono del plan emprendedor: insuficiencia en los parámetros de accesibilidad universal en las instalaciones propias del ecosistema emprendedor, las dificultades en la gestión administrativa para la puesta en marcha, la ausencia de un plan económico de incentivos o periodos de carencia, que pudieran facilitar la asunción de todos esos riesgos adicionales que se indicaban antes, hacen mucho más difícil que una persona con discapacidad se plantee iniciar la carrera emprendedora.
A pesar de las limitaciones añadidas al proceso de emprender derivadas de las necesidades específicas de cada tipo de discapacidad, en los últimos años se ha experimentado un crecimiento en el número de iniciativas emprendedoras acometidas por personas que presentan diferentes tipos de diversidad funcional. Claro ejemplo de ello, fue la creación de la Asociación Española de Emprendedores con Discapacidad “Sí Podemos”, que con el tiempo se ha convertido en una referencia clara del emprendedor profesional y en la actualidad aglutina a más de 800 socios en toda España.
Si bien esta cifra de asociados lleva a pensar que, independientemente de las relaciones porcentuales entre personas con y sin discapacidad en el territorio nacional, son pocos los que inician la carrera emprendedora -posiblemente debido a la creencia de que no van a contar con una red de apoyos suficientes a lo largo del camino-, sin embargo, cuando las acciones formativas, de asesoramiento y de impulso se aúnan -como ha sido nuestro caso- aflora un número considerable de candidatos.
Prueba de ello es que a raíz de las actuaciones que venimos desarrollando en el último año desde la Cátedra del Emprendimiento y Discapacidad Fundación Konecta-URJC, ya se han puesto sobre la mesa 13 proyectos de emprendimiento y a más de 300 candidatos cuyos proyectos se encuentran en proceso de orientación y estudio.
– ¿En qué áreas o temáticas se han enfocado las iniciativas resultantes de la Cátedra de Emprendimiento y Discapacidad?
– Según los datos de nuestro estudio, las áreas más destacadas son Consultoría y Servicios, Educación y Formación, e Informática y Telecomunicaciones. Los sectores y tipos de actividad son tan diversos como entre los emprendedores sin discapacidad. Es muy interesante destacar que, acorde con nuestro estudio, uno de los principales motivos para emprender es el éxito y la realización personal y, en segundo lugar, la consecución de una independencia financiera
– Hablamos de estereotipos ¿Están los emprendedores con discapacidad abocados a fundar empresas sociales? ¿Pueden tener un hueco real en el ecosistema de startups tecnológicas?
– Todo depende del perfil del emprendedor con discapacidad: el tipo de discapacidad, su nivel formativo, ámbito de actuación de su proyecto y los recursos disponibles. Ha de tenerse en cuenta que, en lo que al emprendimiento de personas con discapacidad se refiere, existe la posibilidad de constituirse en Centro Especial de Empleo, opción que permite la subcontratación de servicios por parte de empresas que pueden beneficiarse por esta vía de incentivos fiscales por ello. Y aunque no se constituyera como CEE, el hecho de ser un emprendedor con discapacidad ya permite que sus servicios sean subcontratados y que la empresa contratante se acoja a las medidas de incentivo existentes en nuestro país.
Las cooperativas nacen de la confluencia de intereses comunes de personas que deciden unir sus esfuerzos y su capital para llevar a cabo una actividad empresarial que no podrían realizar por separado y son muy típicas -aunque no exclusivas- del sector primario. En el caso de emprendedores con discapacidad el proceso no difiere mucho del resto de emprendedores, ni sus motivaciones son muy diferentes. Sin embargo, sí resulta relevante romper la idea de que el emprendimiento de las personas con discapacidad se ciñe a ese sector y, que la decisión de generar una sociedad cooperativa depende por lo general más de la aportación de capital que de la limitación de capacidades. Tal como indicábamos anteriormente, el objetivo ideal es la participación en el emprendimiento de forma inclusiva y bajo un régimen de igualdad de oportunidades, por lo que no es tan extraño que se forma un tándem entre emprendedores con y sin discapacidad.
La asociación con una persona con discapacidad en el ámbito de emprendimiento aporta, por un lado, un talento y un valor añadido al proyecto que permite incrementar el target. Se dispone de más recursos para llegar a otros públicos diana y por tanto se incrementa la cartera de clientes, al estar en condiciones de presentar productos y servicios que pueden satisfacer las necesidades y demandas de maneras muy distintas. En todos los sentidos, constituye una oportunidad. Volviendo al capítulo de las ayudas económicas sí que se exige que, de darse esta situación, la persona con discapacidad tenga más del 50% del capital social para poder optar a ellas.
El que este colectivo se encuentre volcado en la creación de empresas sociales como principal estrategia es un mito que debe desmontarse cuanto antes por el bien del emprendedor con discapacidad y por el bien del conocimiento científico. Es cierto que constituye una alternativa de emprendimiento, pero no la única ni necesariamente la más común. Eres emprendedor, o no lo eres, y el área de emprendimiento abarca un extenso abanico de opciones que bien pueden decantarse por lo social o, por ejemplo, hacia lo tecnológico. Ejemplo de ello es que en la actualidad contamos con proyectos de emprendimiento operativos, bajo el paraguas de la Cátedra, gestionados por personas con discapacidad y con una clara visión tecnológica.
– ¿Hay interés económico del capital riesgo para este tipo de proyectos en España? ¿O hay que recurrir a otras vías de financiación? ¿Existen ayudas públicas suficientes?
– En lo que a ayudas económicas se refiere, podemos decir que las ayudas disponibles son las mismas disponibles para cualquier otro emprendedor aun cuando existen salvedades. Tal es el caso de algunas convocatorias dirigidas específicamente al emprendedor con discapacidad, como las organizadas por Fundación ONCE con la colaboración del Fondo Social Europeo, en las que se incluye la formación necesaria, la asistencia técnica y también subvenciones económicas para las inversiones del comienzo. En el ámbito autonómico también pueden encontrarse convocatorias públicas específicas, algunas dirigidas a la tutela y a la formación.
Otra opción interesante la constituye el programa de promoción de empleo autónomo para personas con discapacidad lanzado por el Servicio Público de Empleo Estatal, que tiene como objetivo financiar proyectos a personas con discapacidad desempleadas que deseen constituirse como trabajadores autónomos.
En el caso concreto de la Cátedra del Emprendimiento y Discapacidad Fundación Konecta-URJC, la formación, la mentorización y el coaching son gratuitos para el emprendedor con discapacidad gracias a la confluencia de los aportes de diferentes entidades públicas y privadas. Además, en colaboración con Fundación Universia, acabamos de hacer entrega de 12.000€ en concepto de becas a seis emprendedores con discapacidad.
Con independencia de las ayudas económicas, como el premio europeo al emprendimiento social y a la discapacidad, que pretende contribuir a que las personas con discapacidad adquieran protagonismo en el nuevo modelo europeo de crecimiento económico sostenible, en línea con iniciativas como la estrategia Europe 2020 y el Social Investment Package.
Por último, antes hablábamos de la contratación de servicios a Centros Especiales de Empleo y de los incentivos fiscales previstos para estos casos, pero debe recordarse que no todos los emprendedores con discapacidad están constituidos como tal. Lo que es indudable es que el talento y la visión del profesional con discapacidad puede contribuir a incrementar las oportunidades de negocio, así como el público diana al que se dirigen determinados servicios. Por otro lado, la Responsabilidad Social Empresarial de las grandes entidades puede verse favorecida por el emprendedor con discapacidad, al igual que la inversión realizada por parte de las Fundaciones al dirigirse éstas al fomento del empleo de las personas con discapacidad.
– Las nuevas tecnologías pueden mejorar la accesibilidad, pero ¿son los servicios y herramientas digitales españolas accesibles?
– Aún existe mucho trabajo por hacer en nuestro país en materia de accesibilidad (física, a la comunicación y cognitiva). Todavía se pueden encontrar sitios web pertenecientes a medios de comunicación de masas que no reúnen los parámetros de accesibilidad necesarios para que un lector con discapacidad visual pueda disfrutarlos. A pesar de que en muchos servicios y herramientas se ha avanzado mucho, aún debemos conseguir que la garantía de la accesibilidad (como derecho fundamental de cualquier ciudadano) esté integrado de forma automático en nuestro proceso de pensamiento y de producción. Cuando nos preguntamos acerca del estado de la accesibilidad en cualquier producto o servicio es porque, de forma directa, estamos reconociendo que no todos los son.
– Hablando claro, cuando una persona con discapacidad se pone delante de un inversor o business angel para contarle su elevator pitch o explicarle su proyecto ¿cómo reaccionan estas figuras?
– En una gran proporción de los casos con sorpresa. Existen muchos business angels que están concienciados, comprometidos y formados, pero en otros muchos casos los estereotipos y falsas creencias conducen al inversor a pensar que, por el mero hecho de presentar una diversidad funcional el emprendedor se va a ceñir a un área temática concreta y en muchos casos no especializada.
– ¿Qué iniciativas se están llevando a cabo para que los emprendedores con discapacidad compitan en igualdad en el tejido empresarial?
– En la actualidad se ha elevado al Ministerio de Empleo una proposición de modificación del Estatuto del Trabajador Autónomo por parte del CERMI, en el que se insta al Gobierno a efectuar las modificaciones necesarias que permitan asegurar unas condiciones mínimas de igualdad de oportunidades en el acceso al emprendimiento y el trabajo autónomo. Muchas de esas propuestas han sido igualmente efectuadas por otras instancias como la Asociación Española de Emprendedores con Discapacidad o por parte de nuestra Cátedra.
Es importante destacar también otras acciones tendentes a garantizar parámetros de accesibilidad universal en el ecosistema emprendedor, o iniciativas como la nuestra donde lo que se pretende es conseguir incrementar el número de emprendedores con discapacidad presentes en los Viveros de Empresa ya existentes (tenemos suscrito un Convenio de Colaboración con el Ayuntamiento de Madrid y Madrid Emprende, y hemos focalizado nuestra atención en los viveros de Móstoles y Vicálvaro), de forma que hablemos de una inclusión real y normalizada, lo que constituye la clave del éxito del proceso.
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