Windows 7 otorga la misma prioridad a todos los procesos que se están ejecutando. Esto quiere decir, que hace que todos lo programas tengan la misma importancia. Sin embargo, el usuario no lo hace, por lo que interesa poder cambiarlos. De esta manera, aplicaciones que se tienen en segundo plano, no quitarán velocidad a las que más uso se les está dando.
Para llevar a cabo esto, es necesario abrir el Administrador de Tareas de Windows. Es posibles hacerlo de dos formas, la primera, pulsando CTRL+ALT+SUPR, y elegir “Iniciar el Administrador de Tareas” o el método abreviado CTRL+SHIFT+ESC, y se abrirá directamente. Una vez allí, hay que pinchar en la pestaña “Procesos” y elegir la aplicación cuya prioridad se quiera modificar.
Por los nombres de las aplicaciones, esto puede resultar complicado, por lo que quizás sea más fácil, ir a la pestaña “Aplicaciones”, botón derecho en la aplicación deseada y seleccionar “Ir al Proceso”.
Una vez elegida, hacer click en el botón derecho y seleccionar “Establecer prioridad”. Existen seis tipos de prioridades: Alta, Por encima de lo normal, Normal, Por debajo de los Normal y Baja, que asignan cantidades de recursos fijos y Tiempo Real, que asigna recursos según la necesidad de la aplicación y es variable.
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