Para ello el CTO de AMD cree que las actuales CPUs deben evolucionar y migrar a un concepto con núcleos heterogéneos. Es decir, en lugar de contar con cuatro núcleos o cores idénticos, la idea es la de combinar el uso de distintos tipos de core (CPU, GPU) para conseguir máximo rendimiento en distinto tipo de aplicaciones.
De hecho, esta aproximación al problema también podría resolver los requisitos de consumo de potencia que muchos procesadores actuales tienen, y aunque las arquitecturas actuales como Intel Core 2 logran reducir ese consumo integrando cores a menor frecuencia, el uso de cores heterogéneos permitirá mejorar aún más este apartado.
Dos son los principales obstáculos que se sitúan en el camino de este desarrollo: la gestión de energía y la jerarquía de memoria. Una vez resueltos, podremos asistir a una revolución que Hester compara con la que supuso x86-64, la arquitectura que permitió el salto a los 64 bits en los ordenadores de sobremesa.
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