El portátil de 83 euros para países pobres servirá para que gente en zonas subdesarrolladas pueda acceder a Internet aunque no se pueda comer unas judías con chorizo, o para democratizar la cultura y aliar las civilizaciones aunque no tengan ni para aspirinas, pero, francamente, me importa un pimiento de Padrón. Lo que realmente importa de este portátil que viene sin bocata de calamares USB es que cumple el requisito principal para considerarse gadget electrónico de categoría primera superior: correr una versión de Doom. El resto, menos las judías con chorizo, un absurdo.
OLPC Plays Doom [via BoingBoing]
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