Para empeza, el tiempo de arranque de MacOS no es especialmente destacable, y aunque mejora en algo el de la versión con disco duro, la diferencia no es demasiado apreciable. Lo mismo ocurre una vez el usuario está utilizando el portátil: las operaciones de lectura y escritura no son tampoco mucho más rápidas ni mucho más lentas, aunque según que escenarios se pueden obtener algunas mejoras relevantes.
La diferencia más destacable parece aparecer cuando se utilizan muchas aplicaciones al mismo tiempo: el disco SSD parece reaccionar mejor que el disco duro del modelo ‘básico’, pero aparte de esto, poco más han encontrado destacable en Ars.
La batería debería también aguantar más con este disco que no dispone de partes móviles y que por lo tanto consume menos, pero parece que el procesador equilibra la balanza (es un 1,8 GHz en lugar del 1,6 GHz del modelo con disco duro) y al final esa mejora se queda en nada.
Así pues, ¿de qué te sirve gastarte ese dineral en el modelo con disco SSD?
De nada.
vINQUlos
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