Los vagabundos obtenían según el testimonio de algunos testigos 20.000 yenes por haber esperado en la cola, unos 130 euros. Algunos dirán que al menos les pagaban ese “esfuerzo”, pero los comentarios en Slashdot demuestran que esa visión está distorsionada: la reventa de las consolas o las pujas elevaban aún más el precio, por lo que ese “pago por servicios prestados” es tan deleznable como la propia práctica de la que se han aprovechado algunos personajes.
En Kotaku se muestra una foto muy clara en la que se aprecia como gran parte de la cola para conseguir una PS3 estaba formada por gente que seguramente ni supiera lo que era una consola.
Obviamente, Sony no tiene ninguna culpa, y es prácticamente imposible evitar este tipo de lamentables situaciones.
Qué penita. µ
vINQulos
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