Aunque Intel pareció mantener durante meses una relación cordial con el proyecto OLPC de Nicholas Negroponte, parece que ese ‘buen rollito’ finalizó cuando ambas partes se dieron cuenta de que aunque sus objetivos eran similares – tratar de impulsar las ayudas tecnológicas en entornos educativos de países en desarrollo – sus aproximaciones a este terreno eran incompatibles.
El Intel Classmate fue como un guante en la cara del proyecto OLPC, con cuyos responsables se han roto del todo las relaciones tras la aparición del ClassMate 2 que han analizado en la BBC y del que afirman que pocos cambios son significativos, salvo por el hecho de contar con un modelo con pantalla de 9 pulgadas en lugar de las 7 del modelo original. Sin embargo, los cambios afectan sobre todo al diseño exterior y a algunas mejoras visuales en el software que lo gobierna, que se ha tratado de adaptar para ser más atractivo para los gobiernos que quieran trabajar con él.
Y es que la diferencia fundamental de la máquina de Intel frente al XO-1 de OLPC es el hecho de que está gobernado por una versión especialmente adaptada de Windows XP. Se habló de un XO-1 con este sistema operativo que estaría en desarrollo de forma directa con la gente de Redmond, pero por el momento no ha habido más noticias al respecto, y parece que Intel quiere aprovechar esa ventaja para convencer a los gobiernos de que todo funciona genial con XP, y no tanto con la versión de Linux que se incluye en el XO.
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