El valor económico de las TIC supera al de las industrias tradicionales
La aportación de las TIC al PIB de los países más ricos es superior al de la agricultura.
Un informe de The Economist Intelligence Unit (EIU) encargado por SAP, ha medido el impacto de la hiperconectividad en la economía global. Según los resultados del informe, Internet tiene actualmente más valor para la economía global que industrias como la agricultura o la energía.
Los datos publicados estiman que Internet, entendida como la suma de las TIC, contribuyó en un 20% al crecimiento del PIB en las 13 mayores economías en los cinco años anteriores a 2009. La aportación en el período 2010-2011 fue del 3,4% del PIB de las mayores economías del mundo. Se espera que en 2016 la cifra se duplique.
Sin embargo no se dan detalles sobre los países a los que se hace referencia ni sobre el PIB que aporta los sectores mencionados. Según datos del Banco Mundial consultados por este medio el valor agregado de la Agricultura en España fue del 3% en España, del 1% en Alemania, del 10% en China e inferior al 1% en EEUU.
Volviendo al informe del EIU, en los próximos años los países que se beneficiarán más de tecnologías como internet o el móvil serán los emergentes. Un estudio que cita el informe prevé que los índices de crecimiento del PIB serán de un 72% y que se crearán 140 millones de empleos.
A pesar de que ya se habla del IoT como una tendencia que guiará la actividad económica del futuro, aún está por determinar su impacto económico. El documento alerta de que a pesar de que habrá una multiplicación de cosas conectadas en los próximos años, es difícil cuantificar el impacto en términos de ahorro de costes de fabricación o de eficiencia de campañas de marketing altamente segmentadas.
En este sentido es posible que el modus operandi de la industria de la electrónica actual dé un giro. La hiperconectividad ha permitido a empresas externalizar sus procesos de producción a países con costes de fabricación pero es posible que el panorama cambie radicalmente. La automatización extrema devolverá la producción a las plantas de países desarrollados.