El tren de mercancías más rápido del mundo es chino y alcanza los 350 km/h gracias a algoritmos genéticos
Este tren destinado únicamente al transporte de mercancías emplea complejos algoritmos para calcular el óptimo reparto de masas a fin de conseguir esa elevada velocidad sin que existan problemas, incluso descarrilamientos, debidos a la oscilación de la carga.
El transporte ferroviario a alta velocidad no es igual en el caso de que el tren esté ocupado por pasajeros que por mercancías. Distintas masas, distintos centros de gravedad, distintas inercias… y a altas velocidades lo que podría suponer un suave paso por curva que los pasajeros apenas notarían podría transformarse en un descarrilamiento.
Inercias y resistencia al aire del convoy que no son fijos y estables sino dinámicos y mutables en función de diversas condiciones. Y ahí es donde entra el cálculo de todas estar circunstancias mediante complejos algoritmos que han logrado transformar en China el transporte de mercancías por ferrocarril. De los tradicionales lentos, largos y pesados convoyes que podrían tardar días en alcanzar su destino estamos pasando a un tren de mercancías capaz de alcanzar la velocidad de 350 km/h.
El primer mercancías de alta velocidad
Fabricado por CRRC Tangshan, su hito es destacable si tenemos en cuenta que no es tan sencillo como quitar los asientos de un AVE y llenarlo de contenedores de carga.
Como avanzábamos, masa, volúmenes, inercias, reparto de pesos, centro de gravedad… todas las condiciones a bordo cambian y el incremento de peso de un vagón de carga supera por mucho al de un vagón de pasajeros. Y uno de los aspectos a tener en consideración en el diseño de este tren tan particular tiene que ver con encontrar la manera más segura y eficiente de atravesar el aire con el menor rozamiento pero sin perder en exceso capacidad de carga.
Algoritmos genéticos… sí, genéticos
Puede sorprender la referencia a la genética pero tiene una explicación muy sencilla: los algoritmos empleados han determinado que la forma más eficiente para atravesar un fluido (sea este el agua o el aire) es la del esturión chino. Así que esa es la forma que tiene el morro de este tren.
Esto permite alcanzar una mayor velocidad empleando la menor cantidad posible de energía mientras se mantiene un volumen y una capacidad de carga que hacen rentable este tipo de transporte.
A partir de ahí, el resto del tren también ha sido objeto de cambios sustanciales que han obligado, entre otras cosas, a que sus puertas de carga tengan casi tres metros de anchura para permitir la estiba del cargamento. Además no puede superar un 85 % de la capacidad total para evitar balanceos que puedan ocasionar posibles descarrilamientos.
Una carga cuya colocación está automatizada, no requiere de operarios humanos y se hace en contenedores específicamente diseñados para adaptarse a la forma del vagón.