El tren de juguete que viajó al espacio [Veredicto: otro papá esforzado con ideas geniales]

Ron Fugelseth, que así se llama el protagonista de este experimento, se levantó un día de la cama con la idea de darle una buena sorpresa a su hijo de 4 años, y decidió que la locomotora Stanley que le acompañaba a todas horas podría hacer un viaje especial (y casi espacial) por un día. Con la ayuda de un globo meteorológico, una caja de espuma de poliestireno, una cámara de vídeo de alta definición y un móvil con GPS incorporado, montaron su pequeño proyecto espacial (como una mini NASA) y enviaron a Stanley a la conquista del espacio exterior (en realidad no pasó de la estratosfera, pero dicho así queda más rimbombante).

Lo que ocurrió después era inevitable, y cuando el globo alcanzó los 29 kilómetros de altitud reventó, precipitándose la pequeña locomotora hacia la tierra y aterrizando finalmente en un campo de maíz (por que será que en Estados Unidos todo lo que se cae del espacio exterior va a para a un campo de cereales, ¡Cuántas escenas de películas así habré visto!). Después de un pequeño viaje de poco más de 40 kilómetros los Fugelseth, júnior y senior, pudieron recuperar la locomotora y las otras partes del equipo. ¿Qué habría pasado si no llegan a recuperar el juguete? Pues tratándose de uno de los preferidos del pequeño Fugelseth su padre habría pasado de tener una bella y genial idea a ser un patán por enviar uno de los tesoros más preciados de su retoño hacia la perdición. ¡A veces hay que arriesgarse un poco para construir bonitos recuerdos!  ─ [Petapixel]