El testing de aplicaciones sigue siendo la asignatura pendiente de los desarrolladores
A pesar de que las empresas son conscientes de su importancia, las prácticas a la hora de desarrollar software dejan de lado las pruebas desde las etapas iniciales.
Los procesos de testing de aplicaciones deben llevarse a cabo desde los primeros momentos del ciclo de vida del software. Realizar estas tareas de forma sistemática reduce considerablemente los errores que puedan producirse durante su puesta en producción. Precisamente esos problemas tienen más importancia para el que los experimenta que el mal funcionamiento técnico, tal y como señalan los expertos en la materia.
“Las empresas conocen estos procesos de pruebas, pero prefieren terminar con el desarrollo lo antes posible y de la forma más económica posible”, señala Ray Wang, analista y CEO de la firma Constellation Research.
Estas y otras afirmaciones se producen justo después de que la empresa Knight Capital Group perdiera en la bolsa de Nueva York 440 millones de dólares tras proceder a una actualización de software fallida. La aplicación en cuestión lanzó en ese momento varias órdenes erróneas y la compañía tuvo que ser rescatada con ayuda financiera. Una semana después, la bolsa de Tokio quedaba parada durante 95 minutos por un problema en el software de copias de seguridad, algo similar a lo experimentado en el parqué madrileño durante varias horas esta misma semana.
Para intentar evitar estos contratiempos, las firmas especializadas recomiendan comenzar el testing cuanto antes y habituarse a llevar a cabo estos procesos durante todo el ciclo de vida de las aplicaciones.
Básicamente, el testing de software se basa en múltiples pruebas categorizadas y automatizadas que simulan el futuro uso de la aplicación. Se realiza de forma intensiva, poniéndola al límite y comprobando que los procesos críticos se llevan a cabo correctamente y en el momento adecuado.